viernes, 13 de julio de 2012

0 Lo que todo el mundo debería saber acerca del conflicto de la minería del carbón en España (III)


2.-EL CARBÓN, ¿RECURSO ESTRATÉGICO?
Otro de los argumentos para defender la minería del carbón es su calificación de “recurso estratégico al ser la única fuente energética propia”. Esa afirmación es falsa. El carbón español se utiliza para producir electricidad quemándolo en centrales térmicas. Sólo el 7 % de la energía eléctrica que se produce en España se genera utilizando carbón español.
En cambio y dependiendo del año hidrológico la producción de energía eléctrica de origen hidroeléctrico está entre el 11 % y el 16 %, la producción de origen eólico supone más del 18 %. Con unas subvenciones de menos de la mitad de las que se dan al carbón se podría extraer en España uranio capaz de alimentar a todas las centrales nucleares que producen el 21 % de la electricidad. Finalmente la energía fotovoltaica y termosolar produce el 3 % de la electricidad que se consume en España.
Datos AQUÍ.
El resumen es demoledor: en España se produce, o se podrían producir con recursos de origen autóctono (viento, uranio y agua), y con menos subvenciones que las que recibe el carbón, el 50 % de la electricidad, mientras que con el carbón nacional solo se produce un 7 % de la energía eléctrica. (quedaría excluida la energía solar puesto que las subvenciones que recibe son mayores aún de las que recibe el carbón y para producir sólo el 3 % de la energía eléctrica que se produce en España).
La energía eólica recibe unas subvenciones similares al carbón. Mientras que la minería del uranio estaría al borde de la rentabilidad.
Los defensores de las reservas autóctonas de recursos energéticos mejor se emplearían en utilizar las reservas de gas en Alava o en explorar el océano Atlántico en busca de petróleo o en volver a poner en funcionamiento las minas de uranio.
Además hay que recordar que la electricidad sólo supone la mitad del consumo de energía en España siendo la otra mitad la gasolina y el gasoil que consume el parque de automóviles, camiones, autobuses, tractores, barcos, aviones y otros vehículos y el gas natural para usos domésticos o industriales.
España puede conseguir fácilmente el carbón que necesita en el mercado mundial a un precio muy inferior al que cuesta el carbón nacional. Los 9,5 millones de toneladas de carbón que ahora se producen en España son una insignificancia en comparación con los 700 millones que se comercian en el mundo (página 93 y 94) o los que 4.200 millones que se producen o el casi billón de toneladas de reservas mundiales.
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“El volumen mundial de tráficos en 2011 para carbón térmico se situará en 678 millones de toneladas (previsión), lo que representará en términos absolutos un incremento del 50% desde 2000, lo que da una idea del crecimiento de este mercado y de su demanda global.”
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“En los últimos veinte años, el comercio marítimo en carbón energético o “steam coal”, ha aumentado en promedio un 7% interanual.”
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El argumento esgrimido por algunos de que si dejamos de producir carbón nos subirán el precio y acabaremos pagándolo más caro de lo que ahora cuesta extraerlo de nuestras deficitarias minas no se sostiene. Una producción de sólo 8,5 millones de toneladas no puede influir en un mercado de 700 millones de toneladas en el que participan multitud de países: USA, Canadá, Colombia, Rusia, Sudáfrica, Indonesia, Australia … y que además está en expansión. Y eso por no hablar de que ahora nuestro parque de plantas de generación de energía eléctrica está sobredimensionado y podríamos prescindir de todas las centrales térmicas de carbón sin que por ello se resintiera la producción de electricidad.
Resumiendo el carbón español es caro, con bajo poder calorífico (4.500 termias / tm.), sucio, su producción cubre una parte mínima del consumo de energía en España y además las reservas tampoco son abundantes. Pretender que esa sea nuestra “fuente estratégica de energía” es un puro sin sentido.
En cuanto a que el carbón pudiera ser no ya la “fuente estratégica de energía” sino la “reserva estratégica de energía” tampoco se sostiene por el hecho de que si se abandona la explotación de una mina de carbón (por lo menos en Asturias y León) esta se inundaría de manera casi inmediata y su reapertura sería costosísima. Sólo se salvarían en este caso las minas a cielo abierto que, en cualquier caso, supondrían una reserva muy pequeña incapaz de aportar ni siquiera un 5 % de la energía eléctrica que consumimos.


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