domingo, 31 de marzo de 2013

0 Dale una vuelta


Hace unos años, cuando el negocio iba bien, no había actualidad para tanto periodista. No quiero decir que sobrasen periodistas, sino que no había noticias para todos. Hablo desde una perspectiva local, claro. En muchos periódicos la actualidad es relativa; es una actualidad entrañable de la que sobresalen historias de realismo mágico. El Correo Gallego dio con un gorrión que iba todas las mañanas a las ocho y media en punto a desayunar a una cafetería de Santiago. La noticia no movió un papel en el Congreso, pero hizo feliz a una ciudad entera.
Yo llegué a imaginar en mi juventud una novela en la que a un redactor le filtraban la caída de una rama de árbol en Campolongo. El periodista comenzaba entonces una investigación exhaustiva a todos los niveles –recuerdo que llamaba a la ministra Narbona, que nunca se le ponía, completamente alterada- para esclarecer las circunstancias y ofrecer el relato de los hechos con todo rigor. El periplo era curioso, pues consultaba fuentes y daba detalles perfectamente absurdos de semejante exclusiva. La investigación se entorpecía continuamente con obstáculos varios como crímenes en la concejalía de Medio Ambiente, concursos amañados y cuentas en el extranjero que él apartaba con denuedo sin prestar atención, hasta llegar a confirmar por seis fuentes distintas y documentos probatorios que el árbol del que se había caído la rama era el del conocimiento del bien y del mal, algo de lo que también pasó con olímpico desprecio al punto de mordisquear varias manzanas. Ahora miro atrás y la novela no parece tan mala, pero en fin, que la escriban otros. Yo imaginando puedo tener mi pequeño esplendor, pero ya eso de apoyar el dedo en la tecla me parece de una vulgaridad espantosa.
Como se sabe, en los últimos años menguaron los periodistas y la actualidad se exaltó de mala manera. Es una consecuencia de la crisis, pero no la más formidable. En España, conforme avanza el deterioro, empezamos a percibir más asesores que asesorados. No hay país para tanta asistencia técnica; es como pedir un café y que te lo sirvan cien personas al mismo tiempo. Gonzalo Suárez en Crónica hizo una autopsia célebre: 17.000 asesores, 254 de ellos en el Ayuntamiento de Madrid. He conocido asesores y cargos de confianza de todas las categorías, algunas incluso por inventar. Sobresalen una cantidad de ellos que responden al perfil del enterado. Se les reconoce por las inflexiones de la voz, que acostumbran a una tonalidad extravagante; sonríen muy serios. Anson los llamó hace poco “camelancia”, que es una palabra que no encuentro en la RAE pero para algo Anson es académico (la acabo de poner en Google y me salen 7.570 resultados, 7.300 de Anson; luego me preguntan por qué lo amo).
La camelancia apuntaba al tránsito de familiares, amigos y ahijados sin el graduado escolar. "Así que el chico no tiene estudios. Pues lo siento por él, pero va a tener que asesorar al presidente del Gobierno". "Hombre, no me haga usted eso". "Nada, nada. ¡Haber estudiado! A ver cómo administra ahora un sueldazo sin saber sumar". Conocí a varios asesores de vidas peculiares. Visité a uno en su despacho una vez y lo encontré revisando unos papeles. Volví a los dos años, me senté frente a él y al poco de conversación empecé a sudar muerto de frío, como cuando Bruce Willis descubre que está muerto: los papeles que tenía sobre la mesa eran exactamente los mismos. Paseé la vista por el despacho: los marcos de los cuadros, los libros de Derecho que supuse sin páginas, la persiana enmohecida. Y el rostro de mi interlocutor, mustio, empezaba a descomponerse ante mi mirada para luego, en un instante, agitarse y recuperar la tensión facial. Le habían dado una patada para arriba: un puesto mejor vacío de atribuciones para que no molestase. Era la piel muerta del Estado. En apenas unos segundos reuní todas las pistas que habían estado invisibles a mis ojos: tenía delante a Keyser Sozë.
Desde entonces he observado la caravana de asesores con aparatoso escepticismo. Supe de una que al llegar a la oficina le ordenó a un compañero que le instalase "el Google". Pero en general predominan los enterados, hombres cuyo principal cometido es no estorbar y hacerse notar poco para no llamar la atención de nadie. Son puestos de trabajo casi siempre sin trabajo, y ese cometido de fingir labores es a menudo más duro que el de confeccionar agendas o despachar asuntos triviales. Uno tiene que estar en alerta constante para inventarse esto o aquello, hasta acabar delante del ordenador tecleando con la pantalla apagada por pura tensión competitiva. Un diputado de UPyD que sacaba a colación Suárez en su reportaje confesaba tener a seis personas a su disposición en la Cámara asturiana. No tenía responsabilidades de Gobierno; simplemente se trataba de mantener con dignidad el escaño, que suponemos al menos limpísimo. Si a un diputado de la oposición asturiana le hacen falta seis señores para sobrellevar el día, háganse cargo de lo que debe de ser gobernar Asturias, no digo ya Mieres.
La abundancia de asesoramiento degenera, por lo demás, en una especie de mediocampismo atroz. Se trata del tiquitaca público: una cantidad ingente de asesores rindiendo para apenas un delantero o falso 9, si el diputado en cuestión es de la oposición. Se llevan los asuntos de la prensa, se conciertan entrevistas con asociaciones, se arreglan agendas inauditas, ¿y todo para qué? Para que nadie remate. Es un rondo incesante que apenas tiene ejecución, por eso la política española está esclerotizada; llegará un momento en que no haya más que asesores y no se sacará adelante una medida porque se estará asesorando hasta el infinito, buscando acaso la perfección: "hay que darle otra vuelta". Un movimiento rotatorio y gravitacional en torno a los mismos papeles con el fin último de justificar una serie de sueldos que según las últimas estadísticas se sitúan ya en torno a los 850 millones de euros. Y en esa tarea perpetua de no llegar nunca a ninguna parte para que el asesoramiento permanezca irán pasando por delante las necesidades de la nación como iban pasando las noticias por delante del protagonista de mi novela inacabada, que perseguía aclarar una estupidez como los asesores persiguen aclarar su existencia.

Manuel Jabois/ El Mundo

0 La portada del día 31/03/2013: El Mundo (España)


sábado, 30 de marzo de 2013

0 De fútbol


Formidable noticia para los barcelonistas. Mourinho se va. No importan los resultados de las competiciones en las que el Real Madrid puede conquistar algún título, la Copa de Europa y la Copa del Rey. El portugués ya se ha ido anímicamente. Ha podido cometer errores y caer en innecesarias inoportunidades, pero ha sido el mejor entrenador del Real Madrid de los últimos decenios. El piperismo y la agresividad de la prensa deportiva madrileña, manejada por el «Comando Valdano» han terminado con su paciencia. Para colmo, la buena sintonía que tenía con el Presidente Florentino Pérez ha desaparecido. El único entrenador capaz de detener el juego majestuoso y superior del Barcelona se marcha del Real Madrid por un principio de falta de coraje. Mourinho ha sido leal, y han vencido los desleales, mitos de barro con muy pocos años por delante, que encajan a la perfección en el amor apasionado de los piperos.
Dos capitanes absurdos. El primero, un buen portero sobrevalorado que traslada los ambientes del vestuario a su novia, que es periodista. El segundo, un defensa con unas facultades físicas portentosas y un ámbito intelectual jibarizado, elemental y reducido. Se quejaba el defensa de las sinceras palabras de Mourinho después de eliminar al Manchester United.
«Hoy ha quedado eliminado el equipo que mejor ha jugado». Le sobraba razón. Un entrenador no está obligado a mentir y decir que sus jugadores siempre son los mejores. El que se quejaba facilitó el gol del Manchester en el Bernabéu con un fallo en el marcaje. El que se quejaba remató a gol prodigiosamente en Old Trafford, pero se equivocó de portería. Lo hizo a favor del United. Y el que se quejaba cometió un penalti de libro a falta de veinticinco minutos que no fue señalado gracias a la especial simpatía que nos demostró -–al fin un árbitro europeo no se ensaña con el Real Madrid–, el amigo turco. Hasta la fecha, el que se quejaba ha sido el jugador más veces expulsado de la Historia del Real Madrid, y lo que le queda, casi siempre por juego violento o nadería mental. Pero tanto el portero como el defensa que se quejan de poco cariño son habituales en comidas, cenas, y toda suerte de guateques convocados por los poderosos periodistas adversarios de Mourinho, que uno se pregunta si ese tipo de íntimas relaciones no determinan un principio de corrupción en unos como en otros.
No le pido al Presidente del Real Madrid reflexión y cautela para decidir el futuro de Mourinho porque la decisión está tomada. La influencia de los capitanes ha sido decisiva. Mejor escrito, de los dos capitanes y la novia del primero. Su despedida está escrita y pactada. Eso, «el señorío» del Real Madrid por encima de todo, cuando el señorío consiste en ganar más veces que los demás en estas cosas del deporte. Por otra parte, Mourinho no ha herido para nada el supuesto «señorío» del Real Madrid, porque jamás ha metido a la institución en sus demostradas imprudencias habladas. Curioso «señorío» pipero que homenajea –y siento por su persona una enorme simpatía por lo mucho que me hizo disfrutar y su innegable madridismo– a un futbolista que estuvo a punto de descabezar a un adversario que estaba en el suelo. El problema del Real Madrid es que la prensa quiere manejarlo. Busca y encuentra a sus títeres y peones. Digo yo que si tanto deseo tienen algunos periodistas en mandar en el Real Madrid, en el caso de que sean socios, se presenten a las próximas elecciones, siempre que consigan los avales, que no los van a conseguir.
El entrenador del Real Madrid, tiene que ser una roca. Un vestuario plagado de estrellas, estrellitas, lucerillos y Callejón, no se puede llevar con amabilidad ni exceso de confianza. Pellegrini era un gran entrenador, pero carecía de la personalidad suficiente para atar corto a tanto semental galopero. Si yo fuera, que no lo soy, el Presidente del Real Madrid aceptaría las muy buenas ofertas que hay sobre la mesa para contratar a los dos capitanes y con ese dinero completaría el equipo, que lo necesita. Fuera los chismes de vestuario y Mourinho al frente, con un futuro como el de Sir Alex Ferguson en el Manchester. Pero no. Los capitanes se quedan, Mourinho se va y llegará, probablemente, un buen entrenador. El del Borussia de Dortmund. Lo mejor dentro de lo peor que va a suceder o ya ha sucedido en el Real Madrid. Enhorabuena a los barcelonistas.
Alfonso Ussía / La Razón

0 La portada del día 30/03/2013: The New York Times (EEUU)


viernes, 29 de marzo de 2013

0 La Madrugá (Sevilla)

La Estrella

La Paz

Santa Genoveva

Los Estudiantes

El Cristo de Burgos

La Esperanza de Triana

El Gran Poder

Pasión

Ángel Martínez-Sahuquillo Rico



0 Detroit: así se hundió el Titanic del capitalismo estadounidense (VIII)


Un asilo abandonado mostrando una pintada que dice "Dios se ha ido de Detroit"
Un asilo abandonado en cuyas paredes una pintada dice “Dios ha abandonado Detroit”
No menos espectacular ha sido la estéril agonía del antaño esplendoroso United Artists Theater, situado también en pleno centro de Detroit, cuyo tablado ahora desahuciado es uno de los lugares más asombrosos de la ciudad, ya que parece el aterrador decorado de alguna secuencia de Alien, el octavo pasajero. En la ornamentación interior de la sala se distinguen todavía los recargados grutescos —inspirados en la arquitectura de España, por cierto— que un día simbolizaron el afán de los nuevos ricos michiganders por imitar los suntuarios libertinajes del barroco europeo. Ahora, sin embargo, esas formas aparecen desnudas y blanqueadas, como si fuesen el esqueleto de algún inmenso monstruo deforme o los restos inertes de un arrecife de coral. Viéndolo en su actual estado cuesta imaginar su pasado esplendor: el United Artists Theater fue una de las ambiciosas salas de proyección construidas por la compañía cinematográfica que Charles ChaplinMary Pickford y Douglas Fairbanksfundaron como respuesta a la dictadura de los estudios tradicionales. Inaugurado en 1928, podía dar cabida a más de 2000 espectadores, pero además de ser un lujosísimo cine de babilónicas hechuras, el Theater sostuvo sobre su techo un edificio de 18 plantas repletas de opulentas oficinas para alquilar. Allí se siguieron proyectando películas de gran formato hasta los años 70, cuando el declive comercial de la cinematografía provocó que la sala fuese adoptada por la Orquesta Sinfónica de Michigan. Pero pasaron los años e incluso la orquesta se terminó marchando, hasta que ya solo quedaba en la planta baja del edificio un club nocturno, The Vault, que ocupaba el antiguo local de un banco y que había transformando las antiguas cámaras subterráneas en espacios nocturnos para el divertimento de las gentes cool del downtown. Aquel club fue el último espacio en resistir al abandono en un edificio donde la antigua sala de cine se dedicaba a criar polvo y donde ya nadie alquilaba ninguna de las oficinas. Cuando también The Vault cerró, el imponente United Artists Theater quedó completamente vacío. Todo el metal útil de cada una de las plantas fue retirado. Ahora, sin uso, el edificio espera una posible demolición.
El apocalíptico interior delantaño lujoso United Artists Theater.
Impresionante espectáculo: el apocalíptico interior del otrora lujoso United Artists Theater.
Por cierto, The Vault no ha sido el único negocio en aprovechar las extintas oficinas bancarias para nuevos usos. Tras la emigración en tropel de las instituciones financieras, sus antiguos locales han sido ocupados por todo tipo de inquilinos oportunistas que, de hecho, cubren todo el espectro de propósitos de servicio social: desde congregaciones baptistas a clubes de striptease. En otros casos, ni siquiera eso. Por ejemplo, la vida del National Bank no gozó de la prórroga del reciclaje y ahora el robusto portón de su cámara acorazada aparece tiñoso de óxido, mientras que los pequeños cajones de seguridad, ya vacíos, simbolizan lacónicamente toda la riqueza perdida de la ciudad del motor. Además de los bancos, la ciudad que reinó en el imperio del automóvil está ahora plagada de gasolineras abandonadas, con sus fachadas aún reclamando la atención a base de colorido maquillaje, como mujeres de la noche incapaces de hacer frente con dignidad a su inevitable decrepitud. Lo mismo puede decirse de los restaurantes y locales de comida rápida que lucen todavía lozanos en sus fachadas, aunque el interior aparece oscuro porque tras sus cristales ya no se sirven hamburguesas ni café: son negocios que a menudo han muerto en plena juventud.
E.J. Rodríguez / Jot Down

0 Un macrobotellón altera el final de una procesión en Cartagena



Tras la celebración del Encuentro, la procesión marraja tomó las calles Gisbert y San Francisco para alcanzar el entorno de Santa María, con el propósito de llevar a cabo su tradicional recogida recorriendo las calles Cañón, Mayor, Plaza San Sebastián y calle del Aire. Sin embargo, en esta última, en la zona de la esquina de la Cuesta de la Baronesa, se encontraron con más de trescientas personas que estaban consumiendo alcohol en la calle. Ante el volumen de personas y el estado de bastantes de ellas, el grupo que encabezaba el despeje de la Policía Municipal, los guiones y la agrupación del Santo Cáliz, decidió suprimir esa parte del recorrido y dirigirse directamente a la iglesia de Santa María, a donde fue accediendo el resto del cortejo.

Varios lectores han contactado durante la mañana de hoy con Cartagena de Hoy para expresar su indignación de lo sucedido. Unos señalan que se sabía de la existencia de ese botelleo, "que está permitido desde hace tiempo por el Ayuntamiento", indica un comunicante, mientras que otros también hacen hincapié que las calles del entorno "se observaban muchos charcos de orines". También señalan que pudo haberse producido un altercado "que se evitó gracias a la decisión de los procesionistas". Y en general reclaman una solución desde el Ayuntamiento.

Noticia completa en Cartagena de hoy

0 Toñín el Torero

Toñín el Torero ha organizado en el aniversario de la crucifixión una marcha a favor de Mourinho. Toñín es un aficionado castizo, siempre con los sentimientos por delante y dale que dale y viva España, o sea como los locutores de La Roja pero en british. Toñín además ha acuñado una frase perfecta en su redondez: «Hala Madrid hasta el morir». Hugues lo glorificó como «madridismo duro en los bares»; efectivamente es el poso histórico del peñismo de barrio, a caballo entre lo rural y lo eterno. Pues bien: han criticado a Toñín. Se esperaba ver convocando una manifestación de fútbol a Bernard-Henri Levy. Y se ha presentado instantáneamente esa superioridad moral del aficionado que ve a Toñín como friki. Ese aficionado que se pone las gafas de John Lennon para ver el partido, que toma apuntes en un Sabadell-Sestao con jersey de cuello vuelto como si estuviese paseando por el MOMA, aborrece a Toñín. Nos ha jodido la Escuela de Traductores de Toledo. La peculiaridad de Toñín es que él anima un partido que le dura las 24 horas del día. Ahora convoca una manifestación a pesar de que en Madrid hay dos manifestaciones mensuales en el Bernabéu. Allí se defiende a Mourinho desde hace mucho, salvo un foco pipero perfectamente localizado pues está en cabinas. ¿Es necesaria la convocatoria? Teniendo en cuenta cómo está España, sí. El Madrid ya es la única institución que funciona en este país y defenderla es un mandato ético para cualquiera con sentido de la decencia. Yo bien sé que el antimadridismo añora a Calderón y sus siete nanines para diseñar la plantilla en función de las portadas, cuando primero se publicaba un rumor y luego el presidente iba con la millonada a ver si podía pagar el estropicio. Como Picasso con el retrato cubista de una señora: «Y ahora, a parecerse». Pero el Madrid a lo único que quiere parecerse es a Mou.

Manuel Jabois
El Mundo

0 La portada del día 28/03/2013: Avvenire (Italia)


jueves, 28 de marzo de 2013

0 Detroit: así se hundió el Titanic del capitalismo estadounidense (VII)


A principios de los 90, el centro de Detroit ya mostraba un aspecto desolador. Hoy está todavía peor.
A principios de los 90, cuando fue tomada esta foto, el centro de Detroit ya mostraba un aspecto desolador. Hoy está todavía peor.
Desamparo social y catástrofe educativa vinieron después, casi en forma de plaga bíblica. La actual crisis financiera, que EE. UU. sobrelleva con su acostumbrado ímpetu de siempre, no ha podido en cambio ser afrontada por Detroit. El desempleo registrado gira en torno al 20%, algo totalmente inaudito en una gran ciudad de la América moderna. Pero hablamos de la cifra oficial, porque no son pocos quienes la elevan considerablemente y llegan a hablar de la mitad de la población en edad de trabajar. El porcentaje de familias por debajo del umbral de la pobreza se calcula entre un 30-35%, de nuevo según cifras oficiales que podemos sospechar tiran por lo bajo. Económicamente hablando, Detroit casi está dejando de ser América, al menos tal y como los americanos quisieran entender su país. Naturalmente, las historias humanas que hay detrás de todo este curso de degradación resultan incontables y a menudo terriblemente desgarradoras. Como en toda crisis económica, fenómeno que los políticos y muchos medios de comunicación suelen limitarse a resumir alegremente con un puñado de números, el sufrimiento humano se convierte en un índice que no puede siquiera medirse, entre otras cosas porque la mayoría de las veces queda oculto en el anonimato de las víctimas. Pero ha surgido un reclamo inesperado: la arquitectura abandonada ejerce como portavoz silencioso de ese sufrimiento. Fotografías de colegios vacíos que nos hablan de los niños que ya no tienen aula, de los padres que ya no tienen trabajo, de los hoteles en donde ya nadie se hospeda porque en Detroit ya no hay negocio alguno que hacer y es un lugar de donde se huye, no a donde se va. Fotógrafos profesionales y aficionados de diversas partes del mundo comenzaron a acudir en busca de imágenes chocantes que normalmente asociamos con el tercer mundo o con la súbita caída de regímenes como el soviético. Grandes edificios dejados a su suerte, testimonio mudo y descorazonadoramente monumental de la ocasional futilidad de las grandes ambiciones colectivas cuando quienes han generado esas ambiciones han decidido que ya no ganan lo suficiente allí y se marchan para no volver.
La Michigan Central Station, un monumento a los daños colaterales del capitalismo.
La Michigan Central Station, un asombroso monumento a los daños colaterales del capitalismo.
Una de las presas más codiciadas por los cazadores de bodegones apocalípticos es la Michigan Central Station, que en su día fue uno de los varios motivos de orgullo para una ciudad que podía presumir de contar con la construcción ferroviaria más alta del mundo. Hoy, sin embargo, parece el decorado de una pesadilla distópica. Pocos lugares abandonados hay en el corazón de occidente con semejante atractivo simbólico para el objetivo de una cámara: su solemne y grandilocuente fachada fue concebida en pleno arrebato monumentalista del auge industrial. La estación se alza en solitario frente al Parque Roosevelt, sin otros edificios circundantes: una ubicación insular que durante su periodo de actividad se antojaba casi paradisíaca… qué mejor bienvenida al forastero que una estación rodeada de parques y grandes explanadas de verde césped. Hoy, sin embargo, ese mismo aislamiento la hace parecer un tétrico monolito legado por alguna civilización alienígena, abandonado allí para asombro de los humanos. El estado de abandono de su exterior produce el efecto óptico de hallarnos ante el vestigio de una era remota: vías reconquistadas por la mala hierba, pavimentos agrietados y arbustos que se empeñan en crecer incluso sobre el terrado del edificio del vestíbulo. Todavía más impresionante resulta el interior, aunque desgraciadamente no lo han sabido respetar los compulsivos estampadores de graffitis, incapaces —en sus cortas miras— de reconocer y admirar la grave y majestuosa decadencia catedralicia que los rodea. Todo un templo consagrado al olvido en el que las pueriles pintadas todavía parecen irrespetuosas y fuera de lugar, como si alguien vaciase su spray sobre un féretro sin pensar en la dignidad del difunto.
E.J.Rodríguez / Jot Down

0 Merkel es Beppe Grillo con falda


La deposición última de ese Jeroen Dijsselbloem, el presidente del Eurogrupo, viene a confirmar la vieja máxima de que los tontos son mucho más peligrosos que los malvados, pues, a diferencia de estos últimos, no descansan jamás. Es sabido, nunca debe subestimarse el potencial nocivo de los lerdos. He ahí nuestro Jeroen, un idiota a jornada completa que acaba de provocar otro colapso en los mercados augurando nuevos chipres cuando lo de Chipre parecía encauzado. A fin de entender en manos de quién está hoy Europa, resulta inexcusable recurrir a aquellas célebres leyes fundamentales de la necedad humana que enunciara el gran historiador Carlo Cipolla.
Recuérdese para el caso lo que prescribe la tercera de ellas: "Una criatura necia es un individuo que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener al mismo tiempo un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio". Y por no ser, ese bocazas ni siquiera es alemán sino holandés. A buen seguro, lo del bobo de Jeroen dará pie a la preceptiva cascada de declaraciones balsámicas a cuenta de la "solidez" de los sistemas financieros español y europeo. Un enunciado, el que presume sólidos a los bancos, equiparable a celebrar el carácter gaseoso del acero inoxidable o la condición líquida de la madera de pino. Porque el capitalismo financiero, invento anglosajón y protestante, recuerda sin embargo al hinduismo.
En la cosmogonía hindú, la Tierra se sustenta sobre un elefante; el elefante sobre una tortuga; y la tortuga sobre una serpiente. El problema surge cuando se les pregunta a los creyentes sobre qué se aguanta la serpiente. De modo análogo, todo el inmenso castillo de naipes de la banca continental descansa sobre una minúscula lagartija llamada confianza. Y, a su vez, ella apenas se sostiene en la vana esperanza de que no salte un cretino como Jeroen gritando "¡Fuego!" en medio de la representación. Acusemos recibo, por lo demás, de que ya no hay diferencia alguna entre la charlatanería de un Beppe Grillo cualquiera y el proceder de los acólitos de Berlín. Porque es el ciclo electoral alemán lo que explica la verborrea de los pirómanos. Se sabe, pues, quién va a pagar la campaña de Merkel: nuestra prima de riesgo.
José García Domínguez / Libertad Digital

0 La portada del día 28/03/2013: La Vanguardia (España)


viernes, 22 de marzo de 2013

0 Lo que queda del invierno


Pedro Rubio

0 Detroit: así se hundió el Titanic del capitalismo estadounidense (VI)


La desolación del Michigan Theater, una tragedia shakesperiana en sí misma.
La decrepitud del Michigan Theater, una tragedia shakesperiana en sí misma.
Pese a todo, casi de manera paradójica, el renombre internacional de lo que aquí llamaríamos “la marca Detroit” no decayó en los años 80. Aunque ya se estaban cerrando infraestructuras y la tasa de desempleo estaba oficialmente situada en un 12% —bastante por encima de la media nacional—, la proyección mundial de la NBA le confirió un último motivo de orgullo a la ciudad. Los Detroit Pistons, gracias a una generación de jugadores conocida como los Bad Boys, se hicieron célebres justo en el momento en que el baloncesto profesional estadounidense fue transformado en un producto de consumo mundial, como McDonald’s o la Coca Cola. Lospistones —no podían llamarse de otro modo jugando en representación de la capital mundial del automóvil— eran rudos, sucios y desde luego carismáticos. Casi sin pretenderlo reflejaron perfectamente la personalidad propia de la ciudad: dureza callejera y eficacia industrial a partes iguales. Eran el Reverso Tenebroso del showtime hollywoodiense de los Lakers, del cerebral esteticismo renacentista de las huestes de la europeizante y universitaria Boston, o de las hazañas atléticas de Chicago. Los Pistons eran puro Detroit, unos forajidos de las canchas liderados por Isiah Thomas que le plantaban cara a base de chulería Michigander al sonriente prestidigitador “Magic” Johnson, a aquel severo compositor de sonatas para aro y orquesta llamadoLarry Bird, o al superhéroe de dibujo animado que conocimos como Michael Jordan. Eran tiempos de gloria para la Motor City. Serían los últimos. Porque el deporte muy a menudo engaña… para entonces la ciudad ya había entrado definitivamente en barrena. Que nos lo digan a nosotros, los españoles, flamantes campeones del mundo de fútbol. Sin trabajo, pero campeones.
Los colegios abandonados son la perfecta metáfora de una Detroit de negro futuro. (Marchand/Romain)
Los colegios abandonados son la perfecta metáfora del tenebroso futuro de Detroit. (Marchand/Meffre)
Los años 90 y el cambio de siglo trajeron consigo el desmoronamiento total. Las últimas grandes fábricas que aún quedaban también partieron en busca de empleados que trabajasen lo mismo o más por mucho menos dinero y la industria de Detroit, ya agonizante, firmó su certificado de defunción. Ya no solamente los negros del centro de Detroit se veían castigados por el desempleo, sino también los blancos del área metropolitana (caso de Flint, localidad natal de Michael Moore, cuyo colapso económico ha sido nutridamente documentado por el cineasta). La crisis mundial del 2008 ha terminado de acelerar la huida en masa de habitantes y la ciudad se ha desangrado. Las consecuencias de la diáspora han sido tremebundas para Detroit: a menudo han sido los más pobres quienes se han quedado, así que la renta per capita se ha desplomado todavía más, y lógicamente la capacidad recaudatoria del ayuntamiento se ha extinguido. La magnitud del desastre no puede ser exagerada: el consistorio se ha encontrado con gravísimos problemas de falta de presupuesto y ha tomado medidas extremas, llegando a retirar de barrios enteros el alumbrado eléctrico, el suministro de aguas y la recogida de basuras, así como la cobertura policial y de emergencias, todo porque sencillamente ya no hay dinero para mantenerlas. El propio ayuntamiento animaba a los ciudadanos a mudarse a aquellos barrios donde todavía se podían conservar los servicios básicos —aunque depauperados— en lo que constituye un alucinógeno ejemplo de ciudad del primer mundo que da por perdidos varios de sus miembros y ha decidido amputarlos para que no se extienda la gangrena. Regiones enteras de la metrópolis quedaron vacías. Las propias autoridades han decidido demoler edificios que habían quedado vacíos para no tener que hacerse cargo de su mantenimiento. Otros muchos han sido incendiados. Un vistazo a Google Earth resulta revelador: la cantidad de solares vacíos en pleno centro de la ciudad puede dejar boquiabierto a cualquiera.
E.J. Rodríguez / Jot Down

0 La portada del día 22/03/2013: El Mundo (España)


jueves, 21 de marzo de 2013

0 Imputar y dimitir. Jueves, 21 de marzo de 2013



Imputar y dimitir

Página 81 de 365

Desayunar hoy con corrupción es más repetitivo que  cenar cuarenta años con el NODO. Por si fuera poco los mismos imputados: Javier Guerrero, el hombre que junto a su chófer, desfalcaron pensiones para meterse yeyo en la nariz. Vuelve a ser encarcelado en busca, ay, de una nueva X cuyas aspas señalan a Griñán que, como la famosa X, quiere ser Secretario General del partido socialdemócrata. El tope de la historia (como con Bárcenas, como con Blanco) se dictará cuando esa línea imaginaria marque de una vez por todas el momento en el que es ideal marcharse, dejarlo todo, menos ser objeto de oprobio. Ad aeternum.

Darío Novo y A.Briega

0 The Reagan assassination attempt (1982)

Ron Edmonds
Associated Press

0 Benzema y "La Marsellesa"


Cierto Benzema, futbolista creo que del Real Madrid, parece que se niega a entonar el himno de su país, Francia, renuencia que está haciendo correr alguna tinta aquí y allá. Desde siempre, La Marsellesa ha sido el himno de los que creemos que nadie tiene que estar obligado a cantar ningún himno. Por eso la hemos cantado tantas veces sin que poder alguno nos forzase a ello. Al punto de que a mí, lo admito, aún hoy me emociona cuando la oigo sonar. Sin embargo, ese "nadie" de antes no incluye a los mercenarios. Un mercenario, esto es quien defiende una bandera de conveniencia a cambio de algunas monedas, debe interpretar La Marsellesa y La Traviata si hace falta. Y sin rechistar. Por algo, como el dinero, los mercenarios no tienen patria.
Una gloria nacional de Francia que tampoco quería tararear La MarsellesaGeorges Brasens, solía decir que las banderas son trapos manchados de sangre y de mierda. Quizá, aunque unas más que otras. Así, la Francia de la tricolor podría mutilarle los ingresos bancarios al tal Benzema por su desaire. Pero no quiero imaginar lo que le habrían cortado en Argelia en caso de gallear con idéntico desdén. Imposible, por lo demás, rehuir la comparación con cuanto acontece a este lado de los Pirineos. Porque si allí es uno y solo uno el díscolo, aquí ya no resulta infrecuente que sean estadios enteros los que afrentan los símbolos de la nación. Y es que nuestros benzemas se cuentan por decenas de miles.
Desolador resulta que, transcurridos más de doscientos años desde el final del Antiguo Régimen, no haya aún una bandera que logre unir a todos los españoles. Ni himno que sea tenido por patrimonio sentimental del común. Por no haber, ni siquiera hay en las calles de nuestras ciudades una escenografía monumental que proyecte el relato iconográfico de la historia compartida. La raquítica debilidad de la labor nacionalizadora del Estado, carencia crónica que se extiende desde el XIX hasta el XXI, se ha convertido en una incubadora de benzemas. Al cabo, e igual hoy que ayer, es la abúlica, indolente inacción de los poderes públicos la causante última de la invertebración del país. Aquí, Benzema siempre se ha sentado en el Consejo de Ministros.
José García Domínguez / Libertad Digital

0 Detroit: así se hundió el Titanic del capitalismo estadounidense (V)


Woodward Avenue ofrece un espectáculo de vacío y desolación en pleno centro. (Daily Mail)
Woodward Avenue, ayer rebosante de vida, hoy un espectáculo de vacío y desolación en pleno centro de la ciudad. (Daily Mail)
Se produjo una fractura social no solamente entre blancos y negros, sino incluso entre los propios afroamericanos: mientras una parte pudo aspirar a convertirse en clase media como en ningún otro lugar de los EE. UU. —con buenos trabajos, viviendas agradables en barrios tranquilos y optimistas aspiraciones de cara a futuro—, otros se veían presas del paro y la marginalidad. La delincuencia empezó a incrementarse, principalmente como consecuencia de la implantación de redes de tráfico de drogas. Guerras callejeras entre mafias negras y blancas para controlar el narcotráfico provocaron un incremento de la violencia. Detroit llegó a ser la capital nacional del asesinato, además de aparecer frecuentemente en las noticias a causa de disturbios diversos de carácter racial.
El viejo estadio de béisbol de los Tigers de Detroit, antes y ahora.
El viejo estadio de béisbol de los Tigers de Detroit, antes y ahora.
Durante los 70, pese a los crecientes problemas, la ciudad continuaba construyendo grandes edificios e infraestructuras. Puede que el declive social se fuese agravando, pero no hay quien se fije menos en la auténtica realidad de los números que aquellos que se pasan el día especulando con esos números (y la presente crisis nos ha dado buena muestra de ello). Detroit continuaba brillando de puertas afuera, así que había que seguir adelante con la función: se supone que la ambición siempre tiene premio y se erigieron hitos arquitectónicos espectaculares como el Renaissance Center, hoy un detalle característico del skyline de la ciudad. En el trasfondo, sin embargo, el desempleo, la pobreza y la violencia continuaban agravándose. Las empresas seguían marchándose para obtener mayores beneficios en lugares en los que hubiese mano de obra más barata y con menos aspiraciones laborales. La concesión de licencias para nuevas factorías estaba bajo mínimos. Incluso Motown, estandarte económico de la ciudad junto a los tres grandes del automóvil, optó por mudarse a Los Angeles. El barco de Detroit seguía flotando a duras penas, pero quienes habían visto agrandarse las vías de agua y tenían posibilidades para marcharse —como las corporaciones— no lo dudaron un instante. En general, casi todos los grandes núcleos industriales y manufactureros del nordeste estadounidense empezaron a sufrir las consecuencias de la deslocalización: es el hoy llamado “cinturón del óxido”, la antigua constelación de centros productivos que se vieron repentinamente condenados a la inactividad cuando las grandes empresas descubrieron que podían ganar más dinero en otros lugares. Pero en ninguna otra parte tuvo este proceso consecuencias tan demoledoras como en Michigan, y muy especialmente en Detroit.
E.J. Rodríguez / Jot Down

0 La lección


Me ha parecido ejemplar y contundente la lección de humildad que le ha dado Cristina Fernández de Kirchner al Papa Francisco. Podría haberse presentado ante Su Santidad con una pamela negra de las que no caben ni en la Plaza de San Pedro, y lo ha hecho con un sencillo sombrerete con menos tela que el solideo del Santo Padre. Llevaba joyas y pulseras de oro, pero sin pretensión alguna. La amada presidenta de los descamisados, los montoneros, los peronistas y los desfavorecidos argentinos, no podía presentarse ante un compatriota ligera de adornos auríferos, porque una cosa es la sencillez y otra muy diferente acudir ante el Papa como si fuera una «tana» recién desembarcada. Además, que ella como Fernández no es «tana» o italiana, sino gallega o española, y en este punto hay que recalcar el enorme esfuerzo que ha hecho la presidenta para hablar con el Papa en español.
Para colmo, ha volado más de 10.000 kilómetros para asistir a una Misa, cuando en Buenos Aires no mueve el trasero ni diez metros para visitar la iglesia más cercana a la Casa Rosada. Lo de ser el Papa es muy cómodo. Organiza la Misa en el Vaticano y no tiene que hacer equipajes, ni colas en el aeropuerto de Eceiza, ni pasar por el arco detector de metales, ni demás engorros viajeros. Ella, humildísima y con su casquete polar negro, para no dar que hablar, doce horas de vuelo desde Buenos Aires a Roma. Bueno, según se ha sabido, hizo escala en Marruecos. Una tontería. El avión presidencial, como el buque-escuela de la Armada Argentina, el «Libertad», pasa por momentos de amenaza de embargo, y para evitar disgustos, dejó la aeronave en Marruecos custodiada por Mohamed VI, con quien doña Cristina mantiene estrechos lazos de amistad. Allí en Marruecos le esperaba un avión, con salón, habitación individual, cuarto de baño modelo «Texas» y otras tonterías de nada, y cuyo coste apenas lo notarán las economías de los argentinos. Una cosa es ser humilde, y otra muy diferente, tonta. Y doña Cristina no lo es. En lugar de alojarse en la Embajada de Argentina, –como han hecho, por ejemplo, los Príncipes de Asturias en la de España–, doña Cristina Fernández se instaló en un hotel. A eso se le llama campechanía. ¿Para qué sirve presumir de embajada? ¿Para qué molestar la vida cotidiana del embajador y señora? –No, no quiero molestar, me voy a un hotel–. Tuvo suerte y consiguió una habitación bastante buena en un céntrico hotel ubicado a pocos centenares de metros del Vaticano. Ya se sabe cómo son los italianos. Aprovechan cualquier excusa para aumentar los precios, e intuyendo que la señora Fernández iba a lo del nuevo Papa, le han pasado una factura de 3.000 euros por noche, que de acuerdo, no es calderilla, pero tampoco para tirar cohetes, que al fin y al cabo la Presidenta de una nación pujante y sin problemas económicos como es la República Argentina, tiene que instalarse en hoteles representativos, aunque lo haga desde la más estricta austeridad.
Me emocionó comprobar su prudencia, cautela y buena educación. Permitió al Papa que oficiara la Misa sin pretender, en ningún momento, interrumpirlo. Más aún, cuando años atrás le decía de todo por enfrentarse con su difunto esposo –Él– siendo el Papa un soberbio y presuntuoso Arzobispo de Buenos Aires.
La Misa del inicio del Pontificado de Francisco, pasará a la historia por la humanidad y sencillez que dejó a su paso la Presidenta de la nación en la que nació el Papa. El resto, vanos oropeles y tramoya. Gracias, madre de los necesitados.
Alfonso Ussía / La Razón

0 La portada del día 21/03/2013: Diario de Sevilla (España)


miércoles, 20 de marzo de 2013

0 Football Factory. Programa 4 - 20/03/2013















Para descargar el programa Click aquí

0 Protagonistas Sierra 13/03/2013




0 Exposición agrícola en la montaña de Príncipe Pío (1857)




La idea de organizar una exposición en la que los agricultores y ganaderos de toda España se diesen cita y mostrasen sus productos se debió a la iniciativa de Claudio Moyano, en aquel momento ministro de Fomento. En unos pocos meses y tras solucionar el problema de las fechas ya que se temía que su coincidencia con la programada Exposición Universal de París restase lustre a la nuestra, todo estuvo preparado. 
Tras barajar varios lugares para celebrar el evento, como el Retiro y la Casa de Campo, fue escogida la Montaña del Príncipe Pío, una vez que se contó con el consentimiento de su propietario el infante Francisco de Paula de Borbón.
Las obras fueron encargadas a los arquitectos Juan Bautista Peyronnet, Francisco Jareño y Jerónimo de la Gándara, comenzando su labor en julio de 1857. El terreno hubo de ser nivelado, creando dos plataformas unidas mediante rampas. La primera, más baja, albergó las galerías destinadas a los productos que se expusieron, la segunda, donde después se construyó el cuartel de la Montaña y actualmente el templo de Debod, sirvió para la instalación de los cercados para el ganado y el pabellón árabe que tenía una doble función como salón de actos oficiales y para la exposición de flores y plantas.
La exposición tuvo lugar entre el 24 de septiembre y el 4 de octubre con una gran participación de agricultores y ganaderos de todas las provincias y como colofón la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País organizó un espléndido banquete del que se hizo eco toda la prensa de la época.
En primer plano de la foto, a la derecha, la cerca que rodeaba Madrid construida en el reinado de Felipe IV. Estupendo poder ver en algún documento la cerca de Felipe IV. La zona es irreconocible.

Madrid Antiguo

0 Oriol Pujol, in memoriam


La carrera de Oriol Pujol Ferrusola se ha acabado. A estas horas el hereu no es más que un cadáver insepulto, otro, en el armario de CiU. Lo de menos habrá de ser que la Justicia verifique los cargos que se le imputan. Políticamente, ya está condenado. Como sus iguales, los también difuntos Camps y Blanco, Pujol junior cometió algo mucho peor que un crimen: un error de bulto al elegir a sus amiguitos del alma. Y eso en política se paga. Siempre. Descanse en paz, pues. En otro orden de contrariedades, el deceso del imprudente Oriol acaso adelante la crónica de un obituario igualmente anunciado. El del propio Artur Mas, que al modo de las latas de mejillones lleva la fecha de caducidad estampada en el dorso: 2014.
Y es que si Napoleón era un loco que se creía Napoleón, Mas es un pobre hombre que se cree Garibaldi. Un extravío, ese suyo, que ha agotado su recorrido. Si cumple la palabra dada a la Esquerra, quedará inhabilitado para ejercer cargo público alguno en aplicación de lo dispuesto en la sentencia del Constitucional sobre su cuate Ibarretxe. Si no cumple, su propia gente lo desautorizará tras haber faltado por segunda ocasión a sus compromisos. La política es oficio de profesionales y Mas se ha conducido como un simple aficionado dejándose llevar por las emociones. El espejismo de la Diada, con sus masas ardientes y su vistoso ondear de esteladas, lo cegó.
Sin la ambigüedad calculada que tan bien supo administrar el viejo Pujol, el catalanismo siempre acaba siendo un juguete en manos de la Esquerra. Y precisamente eso es lo que ha provocado Mas con su tosco, atrabiliario maximalismo de salón. ERC, un partido de profesores de instituto, va a ser beneficiario único de los brotes de acné juvenil que padece el President, airadas radicalidades más propias de un adolescente en trance de maduración tardía. Pero en estos tiempos de mudanzas el Dinero (con mayúscula) catalán no está para bromas. Y pese a que sus jefes parecen haberlo olvidado, Convergencia es el partido del Dinero. Cuando la asonada de Companys en el 34, culparon a un iluminado, Dencàs, aquel general de opereta. Sin Oriol, ¿quién pagará ahora la factura del atribulado Artur?
José García Domínguez / Libertad Digital

0 La portada del día 20/03/2013: L´Osservatore Romano (Italia)


martes, 19 de marzo de 2013

0 Dinero en las cuentas. Martes, 19 de marzo de 2013



Dinero en las cuentas

Página 79 de 365

Los influjos económicos actúan con más miedo que vergüenza si es que vergüenza y economía pueden concatenarse en la misma oración sin miedo a que todo estalle. Miedo a estallar, es el concepto adoptado de Chipre (país que la progresía zen acaba de situar en el mapa) después de que los chipriotas andaran en jaque porque le birlaran de las cuentas los ahorros en proporción de que le roben más a quien más gana o roba (¡Que paguen los ricos!). En España andan preocupados sin llegar a la conclusión de que no hay cuentas que robar porque no hay dinero en las cuentas.

Darío Novo y A.Briega

0 Detroit: así se hundió el Titanic del capitalismo estadounidense (IV)


El porcentaje de solares vacíos se ha disparado hasta límites verdaderamente surrealistas.
El porcentaje de solares desocupados del núcleo urbano se ha disparado hasta límites verdaderamente surrealistas.
Por entonces, sin embargo, la ciudad ya había empezado a manifestar los síntomas de diversas enfermedades. En el barco de Detroit nunca se consiguió que todos remasen al unísono y la ciudad fue uno de los principales ejemplos de un fenómeno inconveniente: la segregación racial espontánea. Los blancos vivían en sus barrios y los negros en los suyos, generalmente en zonas más pobres. No se mezclaban. Cuando un negro progresaba gracias a su trabajo o a su talento y se mudaba a un barrio mejor, los blancos se sentían incómodos. Esto produjo un fenómeno que no fue exclusivo de Detroit, pero que sí fue particularmente marcado allí: el white flight, la salida de población blanca de clase media hacia los suburbios, más acomodados y más acogedores. Los negros permanecían en el centro, en el municipio de Detroit propiamente dicho, hasta que se convirtió en la ciudad con mayoría de población negra más grande del país. Mientras los municipios circundantes del área urbana estaban cada vez más poblados, la propia Detroit comenzaba a contar su población a la baja. Otro efecto directo del white flight fue la fuga de capitales: a medida que se marchaba la población blanca —que casi invariablemente disponía de mayores ingresos— la renta per capita en Detroit comenzaba a decaer. Había que unir a todo esto el progresivo descenso en la actividad industrial motivado por la incipiente deslocalización de las grandes empresas, la cual produjo un aumento del desempleo que afectó principalmente a la población negra del centro.
E.J. Rodríguez / Jot Down

0 Six Nations 2013 (Wales)








0 Más fácil, más cómodo, más suicida


Pongo la radio y me entero de que pronto podrán utilizarse los teléfonos móviles a modo de tarjeta de crédito, pues llevarán incorporados los datos y mecanismos necesarios. Ya no habrá que enseñar la tarjeta, identificarse con el deneí, firmar o introducir la clave de seguridad. Bastará con arrimar el teléfono al artilugio correspondiente, y la operación se efectuará con todas las de la ley. Clic, clac, sonará la maquinita. Hecho. «Es más fácil -decía el experto de turno-. Más cómodo». Explicada así, la cosa suena como un paso más en los avances de la Humanidad hacia el confort y la felicidad. Y claro. Si es más cómodo y fácil, no hay más que hablar. También harán lo mismo para los billetes de avión y de tren. Teléfono móvil para todo, o como se llame el artilugio en el futuro: Ipad, Ifone, Iyoquesé. Con todo dentro. Lo acercas al sitio, y funciona. Piiiii. Más fácil, ya saben. Más cómodo. Más simpático, también. Más divertido.

Y qué pasa con los que no, pregunto. Con los que no tienen móvil, o lo utilizan sólo para lo elemental, querido Watson. Qué hay de los carcas tecnológicos que estamos en nuestro derecho a exigir, no que las cosas sean fáciles, cómodas, divertidas o simpáticas, sino seguras y eficaces. Los que todavía somos de piñón fijo. ¿Qué pasará cuando un ciudadano que no se entienda con esos chismes desee utilizar tarjeta de plástico, dinero en metálico, billete de avión o de tren de toda la vida? ¿O cuando alguien tema que todo ese magreo tecnológico haga su cuenta bancaria y sus datos personales más vulnerables en caso de pérdida, sustracción o mala fe? La respuesta oficial es que, naturalmente, esos gruñones aguafiestas podrán seguir utilizando medios convencionales, si quieren. Pero es mentira. Lo mismo dijeron cuando empezaron con los billetes de avión o de tren electrónicos. Más cómodos, sin duda. Cuando tienes una conexión con Internet. Pero, aunque parezca raro, no todo el mundo la tiene, o quiere tenerla. O se niega a utilizarla para eso. O es torpe con esos sistemas, y se lía. También puede ocurrir que no deseen arriesgarse a que su tarjeta de crédito circule por Internet sin saber en qué manos acabará -disparate a disparate, hasta empiezan a pedirte en algunos sitios que envíes un escaneo del deneí-. Prueben hoy a buscar una oficina de venta directa de billetes de Iberia o de Renfe, a ver dónde la encuentran.

Arturo Pérez-Reverte
XL Semanal
Leer la Patente de corso completa de esta semana

0 La portada del día 19/03/2013: El País (España)

lunes, 18 de marzo de 2013

0 "Hestetas" del tiquitaca


Como toda progresía, la “hestética” (con hache de Cortázar) aspira a terrorismo de estado.

    Ése fue el aviso de Juan Luis Romero Peche, sátiro humanista que en 1999 publicó en Sevilla su “Libelo contra los estetas”, esas hordas de progres de espíritu que nos imponen su visión “hestética” de la vida: en el Arte, y hoy, en los Toros (Manzanares) y en el Fútbol (Barça).

    Los “hestetas” taurinos quieren eliminar al único hierro legendario, Miura, por no prestarse sus toros a la tauromaquia “hestética”, consistente en hacer con un trapo posturas de billar en el ruedo.

    Los “hestetas” futboleros (su palabra fetiche es “humildad”) quieren neutralizar al único equipo legendario, el Real Madrid, por estorbar su leyenda a la propagación “hestética” del toque.

    Juampedrismo en los toros y tiquitaca en el fútbol.

    La “hestética” es un fenómeno de desvarío colectivo con reveladores matices de respeto (mal entendido), incultura (bien aprehendida) y elitismo (que ni se entiende ni aprehende, pero se ejerce con demagógico machamartillo).

Los “hestetas” son bípedos de hábitat difuso, pero siempre apoltronados en una orilla izquierda políticamente correcta.

    El “hesteta” considera “artístico” a todo lo que procede de lo que sin rubor se denomina “expresión de sentimientos”.

    –Nuestro fútbol es de izquierdas –dijo truhanescamente Pep, gran mulá de los “hestetas”.

Xavi quiere meter un gol para dedicárselo a un niño con cáncer–dijo un radiofonista “hestético” el día del Milán.

    La apreciación de la Belleza es a los fantasmeos de los “hestetas” como el amor cortés a las sudorosas maniobras con una muñeca hinchable.

Mas los “hestetas” sobrevivirán a todo, porque los suyos siempre serán argumentos progresistas y rebeldes, es decir, sentimentales.

La “hestética” (tiquitaquera) es enfermedad lírica, pelagra de navegar cultos, turbulencia a la violeta, lepra de advenedizos, tontuna sin más, hinchazón del gusto, fogatilla, abrevadero y pesebre, cultivo de parásitos, trivialidad retorcida, nadería archicomplicada, rizo rizado, fuero de bienvestidos patanes, minué espectacularmente bailado con la bragueta abierta, supuesto saber estar de la sosería, catequesis morfinómana, sofisticación y fraude, mil orejas de Dumbo y ni un tímpano de mosquito, clinclín de cubitos de hielo ante un horizonte necio…

    –Como toda preceptiva, la “hestética” es una función edulcoradora de la vida, una disfunción hiperglucémica, potito predigerido para estómagos sin formar.
    
Es teoría chiripitifláutica y praxis supercalifragilísticoespialidosa. Es cagalera de tontajos. Sublimación de taras, zapatos con alza. Imposición cojonera y dolencia neuropóllica. Es Santo Oficio. Es tedio. Es memez y neurosis.

    –Es como un divorciado ligando, que novelea las sórdidas verdades que otra ya desveló.

    Es hache de Estética que se olvida (junto a los Donuts) el “definitum-ingredit-definitionem-non-debet”.

Oh, Juan Luis Romero Peche

Ignacio Ruiz Quintano
ABC
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