Esa época dorada del Wimbledon fue el escaparate perfecto para que Vinnie Jones, macho alfa de la manada, se mudase a pastos más verdes. El Leeds United decidió contratarle por 600.000 libras. Howard Wilkinson, su entrenador, dijo que se había decantado por Vinnie para “imprimir carácter” a su equipo. La bestia parda se lo tomó al pie de la letra. En su primer día de entrenamiento, se dedicó a “imprimir carácter” a uno de sus compañeros,Bobby Davison, que tuvo que marcharse del campo después de recibir un puñetazo en plena cara, cortesía Vinnie Jones. Una vez transmitido su mensaje en el vestuario, Jones asumió la jefatura y fue líder de un equipo histórico en horas bajas que, a final de temporada, logró ascender. Tras un breve periplo en el Sheffield United y en el Chelsea, el hijo pródigo del Wimbledon regresó a casa. Jaleado por su hinchada, Jones fue un paso más allá. El 28 de noviembre de 1992, protagonizó y comercializó un vídeo llamado Soccer’s Hard Men, un recopilatorio de entradas duras e imágenes violentas. Vinnie explicaba, con todo lujo de detalles, cómo efectuar un piquete de ojos, cómo amedrentar a un delantero o cómo pegar una patada que pudiera lesionar al contrario. “No hay para tanto. En el vídeo sólo imparto lecciones de lo que hago en el campo”. El presidente del Wimbledon, Sammy Hammam, no daba crédito: “Este chico tiene un cerebro de mosquito”. Pero a pesar de los esfuerzos de las autoridades inglesas por retirar el vídeo de los comercios, la cinta fue un éxito de ventas sin precedentes. Él se jactaba: “Cuando derribo a un rival le ayudo a levantarse. Le pongo las manos en las axilas y le estiro con fuerza de los pelos”. Vinnie, que llegó a acumular más de 40 sanciones disciplinarias, tuvo que pagar una multa de 20.000 libras esterlinas por su infamia del vídeo. “¿Yo un provocador? No, soy sólo Vinnie Jones. Juego al fútbol y me gustaría marcar diez goles esta temporada, pero no creo que la Federación me deje jugarla entera”. También fue amenazado con una suspensión indefinida, pero él siguió a lo suyo: “La Federación me ha dado una palmadita en la espalda porque he acabado con la violencia en las gradas. Yo la he llevado al campo”.
“Demasiado loco y sucio” como para poder actuar en la selección inglesa, Vinnie jugó un puñado de partidos con la selección de Gales, gracias a la ascendencia de su abuela materna. Al conocer la convocatoria de Jones, un mito del fútbol británico, Jimmy Greaves, definió la internacionalidad de Vinnie así: “Que me apedreen. Tenemos la cocaína, la corrupción, incluso el Arsenal marcó dos goles en casa el otro día. Pero justo cuando piensas que no te queda nada por ver en el fútbol, resulta que te cuentan que Vinnie Jones es internacional“. Con Gales, faltaría más, tambíen brilló con luz propia por ensañarse con los delanteros rivales. También dejó una frase lapidaria para el recuerdo: “¿Que si quiero jugar el Mundial? Hombre, soy Vinnie Jones, pero eso es imposible. Juego con Gales”. Nunca llegó a jugar una fase final de la Copa del Mundo. Es más, su paso por la selección galesa fue un vía crucis: no ganó ni un solo partido. Tras siete partidos como nuevo jugador de su último equipo, el Queen’s Park Rangers, colgó las botas con 330 encuentros disputados y una hoja de servicios terrorífica. En su currículum aparecían 12 expulsiones (segundo jugador más expulsado de la historia de la Premier) y un récord mundial, la expulsión más rápida de la historia (vio la tarjeta roja en tres… segundos). Toda una joya.
Rubén Uría
0 comentarios:
Publicar un comentario