Nos encontramos a principios del 2011 y la situación empieza a ser incomoda para los dirigentes del Atlético de Madrid, los aficionados hartos de que siempre sea la misma historia futbolísticamente hablando empiezan a centrar sus quejas en el palco del Vicente Calderón. Ni siquiera el doblete europeo, tan reciente como exento de planificación deportiva, consigue apaciguar a una afición que ve como del Atlético de Madrid del que nacieron cada vez queda menos.
Si durante el final de la temporada 2010-11 las quejas y manifestaciones en los aledaños del estadio van siendo cada vez más multitudinarias, una vez finalizada la liga, la situación se vuelve insostenible para la familia Gil y Cerezo. A la prensa le es imposible ya mirar para otro lado, dado que ya no es solo la afición la que está en pie de guerra, una cantidad ilustre de veteranos rojiblancos apoya públicamente un cambio profundo en el Club. Es en este momento cuando surge una oposición real dispuesta a hacer una oferta seria por recuperar el Atlético de Madrid para sus aficionados (a pesar de que se apropiaron de forma ilegal del club no queda otra opción que comprárselo, bendito país este…).
Contra las cuerdas, Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo deciden vender el club a una oposición que lo primero que hace es devolvérselo a sus socios. La situación económica es terrible y para poder sobrevivir no queda otra opción que vender prácticamente a todos los jugadores por los que se podría sacar algo rentable y un ahorro importante en las fichas. La directiva en funciones comunica los pasos necesarios para poder sobrevivir (ningún fichaje este año, prácticamente el 90% de los jugadores serán de la cantera y Luis Aragonés será entrenador y director deportivo indefinidamente) y es cuando llegamos a otro de esos momentos mágicos en el manzanares. La afición se vuelca con un proyecto que por primera vez en muchos años considera suyo y las peticiones para ser socios desbordan todas las previsiones iniciales.
Justo antes de empezar la temporada actual llega otro momento clave en el futuro de la entidad. Una vez estudiado detenidamente el proyecto del cambio de estadio, se decide dar marcha atrás en la venta del Vicente Calderón y cerrar la esquina del fondo norte para poder dar cabida a todos los socios y dotar de una mayor calidad al estadio.
Es en este momento cuando suena el despertador en mi habitación y descubro que todo es fruto de un sueño, un sueño que lleva repitiéndose en mi cabeza muchas noches, del que soy consciente que hay varios aspectos inviables económicamente, del que soy consciente que lo más importante es que dejemos de soñar y pongamos todos de nuestra parte para poder al menos soñar despiertos con algo parecido a esto.
Como intuirá el lector de este grandísimo blog, ni se me da bien esto de escribir ni nada por el estilo. Cuando un gran amigo me pide que colabore con un artículo resumen del 2011 solo pienso en resumir el año en rojo y blanco y viendo como está el patio, espero que este sueño pueda servir de resumen del año 2012.
Sergio Grande
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