Era miércoles santo, pero el 10 de abril de 1974 pasó a la historia como la batalla de Glasgow. El Atlético, forrado de argentinos con la leyenda negra de Panadero Díaz, Ovejero y Ayala, arrancó un empate sin goles en la ida de las semifinales de la Copa de Europa ante los 73.444 espectadores que abarrotaron Celtic Park tras quedarse con ocho jugadores en la primera parte. "Quique y Panadero Díaz se fueron a la calle tras dos entradas durísimas, porque no sabían qué hacer para detener a Jimmy Johnstone, un diablo con el balón, mientras que Ayala vio dos amarillas, la segunda tras una entrada por detrás en el mediocampo. Nos sometieron a un acoso constante, en todo el segundo tiempo no pasamos del centro del campo. Fue agónico, digno de un poema épico, de La Ilíada de Homero", recuerda Gárate.
El entrenador, Juan Carlos Lorenzo, le colocó [Adelardo] por el lado de Johnstone para taponar sus constantes incursiones: "Sabía que si le entraba me iba a la calle, así que busqué intimidarle. Le llamé de todo. Creo que me entendió, por la cara que ponía. Al acabar le dije 'te espero en Madrid'. En la vuelta en el Calderón ni se le vio y les ganamos bien, 2-0 con un gol mío y otro de Gárate. ¡El pobre se escondió detrás del linier!".
José Marcos
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