Llegaba al primer partido del año en la Castellana un Real
Madrid con insuficiente e inesperada trayectoria en el campeonato, los
cimientos de Mourinho supuestamente debilitados y con la presión mediática y
social sobre él, aún más, tras atreverse a sentar al yerno de España. Cosa que
se pregonaba no atrevería a repetir pero, a su vez, se filtraba una nueva
suplencia de Iker. Ciertamente, lo que debía preocupar al madridismo era la
ausencia de sus dos centrales titulares, posiblemente la pareja defensiva más
influyente de Europa. Y la llegada de una Real Sociedad con la mejor racha de
la temporada.
Mourinho configuró una línea defensiva solvente pero poco
imponente. Sin Pepe ni Ramos, y con Arbeloa en la izquierda, el Madrid no
contaría con salida de balón desde esa zona, si bien hay que decir que Essien
situado en la derecha ofrecería una alternativa en fase atacante, pero nunca
como iniciativa. Los centrales Varane y Carvalho darían muchas pistas a
Montanier de como tendría que hacerles daño, hacer que Ifrán ofreciera mucha
más movilidad de la que suele tener siempre cerca del área.
El resto fue todo esperado, incluso la suplencia de Di María
en detrimento de Callejón. El argentino debe volver a ser indiscutible y controlar
ese frenetismo pausado tan
característico suyo, siempre junto, nunca separado.
Se me olvidaba, Adán fue titular.
El equipo guipuzcoano se presentaba en el Bernabéu con dos
bajas importantes también, principalmente la de Illarramendi, fundamental en el
esquema de Montanier. Baja que supliría Zurutuza en una posición inadecuada
pero no desconocida para él. Esta decisión restaría imaginación a Zuru,
obligándole a contener más y exigiría mucho más a Rubén Pardo en la creación.
Prueba de nivel para el talentoso canterano. Xabi Prieto es que el más debía
involucrarse en el juego con sus apoyos, tanto en la base como a Griezmann y
Vela por dentro. Un Carlos Vela potencialmente escorado a banda con el fin de
incomodar a Arbeloa, y más sin tener las grandes ayudas de Ramos al lateral.
El partido rápidamente ya se presumía agitado, que no
divertido, con el gol de Benzema. A los pocos minutos Adán tumbó a Vela en el
área, previo quiebro del mejicano a un defensa, y el portero fue expulsado al
provocar penalti. Quien se lo iba a decir a Casillas, a Mourinho y a cualquier
aficionado madridista y al fútbol que el mostoleño tendría que acabar saliendo
en una situación así y casi al inicio. De guión de cine vaya.
Callejón fue el sacrificado tras la situación y Xabi Prieto,
que haría un hat-trick, anotó.
Era el momento para Rubén Pardo, con un Madrid desubicado,
la Real en superioridad y él comandando la toma de decisiones. Nunca afrontó
esa misión en solitario y nunca ante un gran rival y con ese contexto. No es
que a Pardo le pudiese la presión, de hecho tuvo buenas intervenciones de
desequilibrio y el Madrid estuvo desorientado un cuarto de hora, pero cabía
esperar más de él. Aún con eso, del todo justificable.
La Real dominó el juego durante veinte minutos pero sus
intervenciones eran alocadas, como queriendo dar una estocada demasiado rápido.
Prieto se volcó demasiado en ataque y Zurutuza descuidó el pivote. Demasiados
espacios alrededor de Pardo que los vascos lo pagaron caro. Özil comenzó a
buscar las espaldas y Khedira dio dos pasos hacia delante, esto sumado a que un
sorprendente Carvalho repelía con éxito muchos de los ataques realistas, dieron
empuje al Madrid que comenzaba a plantarse más cerca de la portería de Bravo.
Así llegó el 2-1 de Khedira, cosa que no implicaba una mejoría en el juego de
los blancos. Fue poco certero y costoso de entender.
De la Real Sociedad, aún con sus errores, se puede decir que
fue valiente y que no le perdió la cara al encuentro. Philippe Montanier
decidió plantar una defensa adelantada y con vistas a seguir haciendo daño
independientemente del segundo gol blanco. Llegó el empate del equipo txuri
urdín antes del descanso, Prieto volvía a marcar en un balón que quedaba suelto
dentro del área.
La segunda parte era el momento de Cristiano Ronaldo, el
portugués que llevaba el brazalete de capitán desde el comienzo, ejerció como
tal y consiguió contagiar al equipo con sus internadas, regates y disparos, no
siempre fructíferos. Cristiano hizo diez tiros a puerta.
Xabi Alonso se sintió cómodo con el equipo más suelto ya que
la Real no generaba demasiados problemas en su zona. Las exigencias venían más
desde las bandas, Essien mejoró en su defensa y contribuyó más en transiciones
ofensivas subiendo jugada tras jugada. Saltó al campo Chory Castro por Ifrán,
primando las ayudas por dentro viendo que, además, Carvalho estaba demostrando
un nivel superior al esperado y el uruguayo no le dejó en evidencia.
En este punto es donde emulsionó CR7, anotó el 3-2 tras un gran pase de Benzema y dos minutos
después terminó de levantar al Bernabéu con un gol de falta que si bien es
cierto, Claudio Bravo lo hizo más fácil. Teníamos al Cristiano figura y
referente, al Cristiano decisivo y al Cristiano, en esta ocasión, capitán.
Los ataques del luso comenzaban más a venir desde el centro
y Benzema ocasionando problemas a Estrada por la banda.
Zurutuza no dio para
más y Elustondo salió en su lugar buscando evitar un posible lanzamiento del
Madrid. Volvía Gonzalo Higuaín al césped del Bernabéu tras dos meses de
ausencia. El Pipa tuvo una buena
ocasión en sus primeros minutos.
El encuentro se mostraba aún así sin control por parte del Madrid y con
la Real sin perder el equilibrio, el equipo seguía buscando generar siempre
buscando el vector Pardo-Prieto-Vela. Tras una buena jugada colectiva llega el
4-3 que desconcertaba al estadio y generaba dudas en el equipo blanco. Una vía
de escape encontró el Madrid en la expulsión por doble amarilla de Estrada y lo
que sería más libertad para Cristiano en tres cuartos de campo. Los de Mourinho
terminaron de tener superioridad con la salida al campo de Modric. El partido
se templó pero con un extraño sabor, el equipo sigue generando dudas en cuanto
al juego, y con Cristiano como Rey Mago.
Alberto Fernández
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