Twitter es ahora el
área donde se muestra el conocimiento como en Grecia se mostraba en las ágoras.
El reconocimiento es unánime: “sabes, cuando un grupo de expertos que creen que
sabes, lo dicen”.
Y así los followers y
lo que es más importante: su número.
Decía Juan Pablo Arenas, un periodista de los
que ya no quedan, con asombrosa razón que Twitter y por ende el pueblo,
prefiere a Escolar que a Steven Pinker y como tal lo retrata el
número de seguidores.
De lo que no estamos
seguros es si de la democracia popular y participativa prefiere a Iker o Adán. Así ambos suelen ser trending topic cuando juega el otro
evocándonos, ay, a los fallecimientos de Carrillo
y Fraga y viceversa, donde el otro
(siempre los demás) eran los más apuntados.
Sea uno de Casillas, de Adán o de ninguno, como es mi caso, el guion escrito ayer por el
que inventó esto se le fue de las manos. En Inglaterra, incluso, daría para un
libro de Nick Hornby y unos cuantos “ysis”,
que son las portadas de la prensa británica. El principal “ysi” es “¿Y si
hubiera parado el penalti Casillas?”
del penalti que Casillas no paró.
Aunque visto lo visto, los “ysis” son estipulables y atribuibles a las dos
primeras salidas del yerno de España o los dos goles que encajó de unos
txuri-urdin con más miedo que vergüenza: “¿Y si los hubiera parado también?”.
Dicho lo cual, el guion
de los que no tienen Twitter se escribe en cartulinas en las que se expresa el
saber colectivo como la que ilustra el artículo. La madre mirando al fotógrafo
como la vaca pastando mira pasar al tren, acomodada junto al guion familiar
escrito al alimón exigiendo a Mourinho
que se “valla” como quien exige el libro de reclamaciones, oiga.
Así las cosas, pasamos del
pater familias al niño que impone,
como indicaba Malevo, desde pasar de
curso con asignaturas suspensas, a exigir que no les unten el morro cuando
quema mobiliario urbano, a que hoy sea fiesta o a pedir la cabeza de Mou. Y los progenitores haciendo
materia de la frase de Kierkegaard:
“La gente demanda libertad de expresión como una compensación por la
libertad de pensamiento que rara vez usó”.
Darío Novo
0 comentarios:
Publicar un comentario