Tiene nombre de virtud, empaque de condesa casta. Sus enemigos dicen que es mala como un dolor. Yo creo que es una grande, aunque no pienso que se vaya por razones familiares. Después de dedicar 30 años de sus 60 a la vida pública, una política de raza no se da un clareo para llevar a sus nietos al parque. Quizá haya pensado que más vale una buena esperanza que una ruin posesión cuando los gobernantes están a punto de ser execrados.
Tampoco se va por razones de salud. A pesar del cáncer que sufrió, la presidenta está muy bien. El otro día ganó el torneo de golf de la Virgen de la Antigua en el Club de las Encinas, campo de Valdeluz, donde participaban 177 jugadores. Tiene 6 de handicap, hace gimnasia todos los días y conserva una insolente vitalidad.
La crisis económica y la revuelta de Cataluña van a arrojar muchas cabezas al cesto. Se lo dije a José Bono, que se prepara para lanzar el libro del año. Bono me ha reconocido el tirón popular de Esperanza. "Tal vez por su lenguaje llano y directo. Como dice el clásico, cuando hables al doctor habla como al pastor". Estoy de acuerdo, su genialidad es el román paladino y la libertad. Tiene coraje, pasión, se arriesga cada día y no quiere hacer mutis cuando en Cataluña se prepara un golpe contra la Constitución y ella cree que Génova carece de huevamen.Al mediodía Madrid se pobló de bocones que anunciaban todo tipo de catástrofes. Recurro al aparato. "Yo creo que ha dimitido por hacer un servicio a España", me dice uno de sus consejeros más ilustrados y leales. Me explica que si dejara su cargo seis meses antes de las elecciones, sin tiempo para que su sucesor fuera conocido por los gatos, sería una irresponsable.
En la alcuza de la derecha empieza a faltar el aceite y Esperanza lo presiente. Tuvo enfrente a Génova, Prisa, el PSOE; la describían como estrella del Tea Party, cercana a la extrema derecha, y cada vez ganaba con más ventaja. La retrataban como a una de aquellas condesas llevadas en andas por los criados y no era así.
El otro día uno de los españoles mejor informados, si no el mejor, me dijo: "Aznar vuelve". Y hace unos instantes alguien me ha soplado: "Se va porque no soporta a Rajoy". Si fuera cierto que hay una fracción del PP que cree que lo de Cataluña se arregla enviando una pareja de la Guardia Civil para impedir el referéndum y que empuja al partido a un nuevo congreso, Esperanza podría ser cartel. Yo sospecho que la ex, como los buenos conspiradores, tiene reflexiones ambiciosas y pensamientos importantes.
Raúl del Pozo / El Mundo
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