14 victorias consecutivas europeas. Lo que ningún equipo había conseguido nunca en la historia de las competiciones UEFA, lo certificó ayer el Atlético tras vencer 0-3 en Tel Aviv al Hapoel. Es cierto que el rival israelí fue un juguete en manos del Equipo “B” rojiblanco, pero en la marca de 14 victorias el Atlético ha vencido campos tan complicados como los de la Lazio, Valencia o Besiktas, además de las finales en Bucarest y Mónaco, machacando a Athletic y Chelsea en ambas.
En lo que se refiere al partido de ayer, como decíamos, el Hapoel es un equipo verdaderamente flojo. Si lo extrapolaramos a la potente Liga española, sufriría por mantenerse en la segunda división. Salvo algunos detalles de Ben Haim en banda izquierda y de Vermouth desde el centro del campo, lo demás que ofreció el equipo israelí fue rácano y previsible. Por su parte, el Atlético con la solvencia propia del gran momento que está viviendo, fue superior en todo momento generando peligro en cada una de las fases del partido. Apoyados en Diego Costa, bravo y luchador durante todo el partido, y en una segunda línea muy activa durante todo el partido, el equipo de Simeone desarboló sin problemas al Hapoel.
Llegaban las ocasiones por todos los flancos en los minutos iniciales de partido. El Atleti con el freno echado, llegaba con frecuencia a la portería del rubenesco Apoula, un jugador ciertamente un poquito (siendo benévolos) pasado de kilos. Lo intentaban el Cebolla, Raul García o Adrián. No le hacía falta al Atlético mucho más que intensificar la presión y agitar el árbol, el fruto caía por sí mismo.
Rondando los cuarenta minutos de partido llegó el primero para el Atleti. Inició la jugada Raúl García tras robar el balón en la salida de balón israelí, el navarro encontró a Diego Costa entre líneas asistiendo con su facilidad habitual al Cebolla. El uruguayo apoyado sobre su pierna izquierda la puso lejos de Apoula. Se adelantaba el Atlético calmando, aún más, los pocos ánimos locales.
Tres minutos después, otro robo de Raúl García propició una contra en la que Adrián buscó a Diego Costa fajando con los lentísimos centrales israelís. El brasileño batió en el mano a mano a Apoula con la facilidad propia de este jugador. Diego Costa es un pintor de brocha gorda. No enamoran sus formas, pero si sus actos. Será importante si se lo empieza a creer, y el Cholo y el propio jugador están empezando a creerlo.
En el segundo acto nada cambió. Emre, Mario Suárez y Raúl García dominaban a placer el ritmo del partido desde la sala de máquinas. El Hapoel, intentaba tocar el balón desnudando sus vergüenzas en cuanto el Atleti le presionaba un poquito. Sólo Ben Haim, aprovechándose de la acusada baja forma de Silvio, hacía algo diferente. El propio Ben Haim, en el único acercamiento peligroso del Hapoel, probó si Asenjo estaba despierto o en brazos de Morfeo.
Cerraba el partido Raúl García a la salida en un córner para redondear una buena actuación personal. Era el 0-3 y el partido estaba totalmente cerrado. Bien es verdad que podían aparecer los fantasmas del Rayo Vallecano, pero a un equipo del Cholo no le pasa el mismo despiste dos veces, y menos si son seguidas, ni el Hapoel es una mínima sombra del bravo equipo vallecano.
La media hora final sirvió para ver en liza al canterano Saúl y para muy poco más. Se marchaba el Atlético del Bloomfield Stadium con los 3 puntos además de la certeza de que sin grandes artificios pasará primero de grupo. El próximo partido en competición europea será ante el previsiblemente rival más duro: el Viktoria Plzen checo. Tampoco es para echarse a temblar.
A.Briega
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