La progresía se lleva por delante las calificaciones clásicas, dejando la derecha fuera del margen de lo respetable y lo snob.
-“Probablemente el mejor extremo izquierdo de todos los tiempos”
Decían en Italia de Gento, quien de haber sido extremo diestro hubiera sido relegado a los anaqueles históricos como extremo centro o medio centro, a fin de corregir la posición del grifo del agua fría que ni se lleva ni vende.
-“Estamos hartos de pagar homosexuales en Colombia. Lo mismo en Colombia que en Tanzania, o pagar a sindicatos para cursos que no dan”, vino a decir Mario de La Fuente.
Discurso idéntico este de los sindicatos al de Aguirre en la Cope, quien fue víctima del electoralismo y la propaganda regresiva de su propio partido al afirmar que “Botín tiene que pagar sus medicamentos”. Idéntico también este discurso…pero al de Ferraz. ¡Que paguen los ricos!
De ahí que la línea del PP haya tornado y el liberalismo es escondido en pro de ofrecer una alianza, un pacto de Estado generalizado y tendido una mano, a quien por encuesta, el pueblo ha decidido dejar fuera de la esfera política ya que políticamente decidieron dejar fuera de la esfera laboral a cinco millones de personas. Pacto excluyente este, que impide llamar al pan, pan y al vino, vino, si es que alguien puede permitirse hoy el pan y el vino. Y es que quien puede permitírselo es la parte del electorado Popular cansada del centrismo reinante de puertas afuera que ha acabado por dejar entrar el aire dentro y ya hay quien augura un futuro de la derecha tan dividido como el ejército de Pancho Villa con la creación de un Tea Party a la hispana para el que falta dinero y hombría y sobra lideresa y hartazgo del ala derechista de verse relegada por su propio partido al oprobio. Y ni mierda que les importa.
Darío Novo
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