Servidor desconoce la compatibilidad de cargos en filipinas por lo que resulta cuanto menos inquietante que los aquelarres pugilísticos del senador Pacquiao sean retransmitidos mundialmente, excepto en España. De cumplirse la imputación previa hasta que no se demuestre lo contrario, Pac-man es culpable del doble delito de estafa; el asociado a su cargo de senador y el que dos veces ya le hemos visto sacar a colación con Márquez, que es mexicano.
-“Creo más en la heterosexualidad de Justin Bieber que en la victoria de Pacquiao” decía la masa en Twitter, para que Cayo Lara nos ande con milongas de que no hay democracia participativa.
A falta de empleo en Europa, Merkel ha despedido a Berlusconi, que acumula unos cuantos y de cuya sexualidad no duda nadie.
La palestra hispana anduvo encabezada por un atleta que quiso pelear, lo que demuestra que en España los guantes los respetábamos cuando eran de látex y había dinero para criadas que los pudieran utilizar en limpieza. El señor con barba es Rajoy, que saltó al ring en la plaza de toros de Valencia, sin traje, ahora que las plazas con permiso de El País, han de ser utilizadas para combates y no para el combate ante el morlaco.
Fue un triunfador ocasional este Mariano, como lo fue del combate amañado del senador un tercero: Mayweather.
La crítica fue dura con Márquez y fue dura con Pacquiao. En España la crítica se vende a pelo puta y en el Rastro de Madrid ya se encuentran los premios Ondas junto a las medallas sin recoger de José Tomás, estos primeros firmados por Jordi Évole. Es en estos momentos de añoranza cuando uno echa de menos a González, a Aznar y a Frazier.
Darío Novo
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