Y es que Vinnie Jones, matón y pendenciero, jamás amenazaba en vano. Paul Gascoigne, entonces estrella emergente del Newcastle, pudo comprobarlo. Vinnie sometió a Gascoigne a un marcaje que nadie podría olvidar jamás. Su ‘hazaña’ consistió en derribar 14 veces a Gazza, en escupirle en la cara y amenazarle de muerte. Gascoigne señaló: “Se me acercó y me dijo: ‘Me llamo Vinnie Jones, soy gitano, gano mucho dinero. Te voy a arrancar la oreja con los dientes y luego la voy a escupir en la hierba. ¡Estás solo, gordo, solo conmigo!’”. Años más tarde, Vinnnie recordaba así el asunto: “Me cuesta creer que todavía Paul pueda usarlos”. Sin embargo, Jones, en su versión más cafre, fue mucho más lejos. Tal y como muestra una de las fotografías más famosas del fútbol británico, Jones agarró de los testículos a Gascoigne, como si pretendiera arrancárselos. Una vez consumada la agresión, después del partido, contestó, a su manera, a Jones, enviándole un ramo de rosas con una nota. Vinnie, sin demasiado sentido del humor, devolvió el obsequio y le mandó una escobilla de water. Años después, remató la cuestión (“es increíble que Paul pueda seguir usándolos ¿verdad?”) y propuso que un reality show lanzara a Gascoigne en una isla desierta para ver cómo se las apañaba (“creí que sería bueno para su cuerpo y su mente”). Otro ilustre del fútbol mundial, el holandés Ruud Gullit, también fue víctima de Vinnie: “Es una cucaracha ladrona. Pero si todo falla con Gullit, siempre puedes esperar al primer córner y atar sus trenzas al poste de la portería”. En esa ocasión, por fortuna para Gullit, Vinnie no cumplió su amenaza. La pelota no era su negociado. Todo lo contrario. Él prefería verla bien lejos, y no le importaba reconocer sus limitaciones, sino que sacaba pecho de ellas: “No puedo correr, no sé pasar, no puedo frenar a nadie y no sé disparar… pero todavía estoy aquí”.
Rubén Uría
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