El Wimbledon, icono del fútbol-cárcel, empezó a ganar de manera sistemática. El odio que despertaba era directamente proporcional a su desprecio por la pelota, pero aquella jauría humana, que rendía pleitesía al kick and rush (patea y corre) y era un tributo al break-bones (rompe huesos) se coló en la elite inglesa. Su entrenador, Dave Basset, tenía claro a quién dirigía: “En este club, los únicos hooligans son los jugadores”. Instalado en la zona noble a base de patadas y un fútbol tan feo como efectivo, el Wimbledon se puso de moda durante tres años, donde se le atribuyó el apodo de “The Crazy Gang” (La pandilla de los locos). Tommy Docherty, mítico entrenador escocés, les definía así: “El Wimbledon tiene tanto encanto como una botella rota de cerveza”. Un pensamiento compartido por Gary Lineker, que en su faceta de comentarista de la BBC, no dudó en proclamar: “Al Wimbledon es mucho mejor seguirle en el teletexto que en el campo”. Al calor de Vinnie Jones, quebrantahuesos y líder espiritual del equipo más sucio de la historia contemporánea del fútbol británico, se hicieron populares los nombres de Dennis Wise (que llegó a morder el brazo de Marcelino, jugador del Mallorca), de Dave Beasant (“este equipo es una fábrica de moratones”) y de Lawrie Sánchez (uno de los pocos virtuosos del equipo). Precisamente Sánchez fue el autor del único títulos de aquel Wimbledon, que dio la sorpresa al derrotar al Liverpool en la final de la FA Cup en Wembley. Aquella tarde, los “dons” destrozaron a uno de los equipos más técnicos del país, Vinnie Jones se mostró exultante y Tommy Docherty, mito del fútbol británico, hizo una broma que quedó para los anales de la historia: “El himno del Liverpool es ‘Nunca caminarás sólo’. El del Wimbledon es ‘Nunca volverás a caminar’”. Algunos jugadores del Wimbledon, con el paso del tiempo, reconocieron que, la noche antes de aquella final ante el Liverpool, todos se cogieron una borrachera antológica en un pub donde, según cuenta la leyenda, Vinnie se marchó…sin pagar. Marca de la casa.
Rubén Uría
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