miércoles, 5 de diciembre de 2012

0 Entrevista a Manuel Jabois en Libros.com



Cuando le dices a una persona que o contesta al cuestionario que tiene desde hace semanas en su poder o pondrás delante de las cámaras a Paco Lobatón para que vuelva al papel que hacía en Quién sabe dónde, el de dar con personas en paradero desconocido, surgen conversaciones como esta. La persona por la que casi se produce el regreso de Lobatón es el escritor Manuel Jabois (Sanxenxo, Pontevedra, 1978).
P.- En qué momento, y bajo los efectos de qué bebida, decide titular el blog que tienen en FronteraD con ‘Si no fuese tan puta’.
R.- Ése es un verso de Jaime Gil de Biedma. Pero en este caso -y como en muchos de mis casos- llegué a él por José Antonio Montano. Cuando publiqué Irse a Madrid me cayeron del cielo varias entrevistas y siempre lo cité con el respeto con el que se cita a las influencias, pero por alguna extraña razón los editores decidían suprimir esa parte, así que espero que esta vez no pase. ‘Si no fuese tan puta’ es un título elegido tras leer a Montano, y muchos de mis artículos son escritos tras leer a Montano, con el que muchas veces estoy de acuerdo en todo y otras tantas en nada, y aún entonces recurro a su mirada para explotar mis argumentos contra los suyos.
P.- ¿Por qué ese nombre?
R.- Porque yo, por encima de todo, soy una puta de cuidado.
P.- ¿Alfonso Armada, el editor de FronteraD, lo vio bien o le sugirió otro?
R.- Alfonso Armada es una referencia del periodismo español: si no viese bien cosas así difícilmente hubiera podido serlo, pues periodismo es saber mirar, pero también elegir. Ese título es buen título. Yo sé que las cosas son buenas cuando no son mías.
P.- Cuesta creer muchas de las historias que están publicadas en él, más que nada porque no estaría ahora contestando a estas preguntas y sí ingresado en el hospital. ¿Cuánto tienen de real? De ficticio se nos antoja que un porcentaje bastante alto.
R.- Tengo la sensación de que estas cosas del hospital y demás se sacan mucho de quicio. Hace unos meses alguien me entrevistó como si tuviese delante a Jim Morrison. Todo lo que he publicado en FronteraD es cierto. Uno empieza un blog sin saber muy bien por dónde va a ir, y en el caso de Frontera decidí que para mantener el estímulo semanalmente contaría historias divertidas de mi vida. Nadie me va a convencer de que es diferente que la de cualquiera ni que nadie ha tenido una resaca en su vida. A veces se me pregunta por los artículos de FronteraD como si yo ahí estuviese contando los cinco años que pasé montando escopetas en un garaje de la mafia rusa. Es real, y lo más real de todo lo he reservado para la ficción, pues no se puede contar.
P.- Cuando escribe en El Mundo se le nota cortado, cohibido… ¿le han sugerido olvidar al costumbrismo gallego y, también al Jabois gamberro de ‘Si no fuese tan puta’?
R.- Yo en los periódicos dependo del espacio y de mi situación geoestratégica. Por ejemplo, mi columna en El Mundo está al lado de una tribuna muy grande y muy sesuda que firman catedráticos o expresidentes, y a mí me da pudor contar en esa página que ayer me hice una paja. Eso no es estar cortado ni cohibido, sino simplemente alerta. Un periódico es un ecosistema y a mí me gusta la actualidad, la política, la noticia del día, pero siempre bajo mi mirada, que no es una mirada especialmente apasionada. Además ese tipo de columna delgada que tengo en El Mundo no permite descripciones ni grandes lujos: hay que ir el hueso.
P.- ¿Y cómo sedujo usted a Pedro J. para publicar en El Mundo? ¿O a quién sedujo exactamente?
R.- Pues me lleva a El Mundo David Gistau, a quien le debo esta vida y la siguiente por esa razón y otras; me presenta primero a Fernando Baeta y luego a Pedro J. Ramírez. No sé quién sedujo a quién, pero nos juntamos todos un 14 de febrero en un asador, así que algo de amor hubo, pero no me preguntes en qué dirección porque soy muy despistado. Sé que David le parece muy sexy a mi novia porque “te ayuda mucho”, me dice, y eso a mí me deja en una posición especialmente comprometida; he pedido a mis amigos que me dejen solo. Digamos que estoy a un solo favor de perderlo todo.
P.- ¿Le costó más o menos que seducir a otros editores que ha tenido en los libros que ha publicado?
R.- A mí lo que me cuesta es tener lectores, que son los que seducen después a las empresas.
P.- En el Diario de Pontevedra tenía una sección en la que se escribía cartas con Xabier Fortes. Ahora que no está en el 24 horas de Tve tras el cambio de Gobierno, ¿qué le diría en una carta
Madrid nos ha devuelto a Xabi y a mí me corresponde devolver a Xabi a nuestros bares, si bien de momento nos tenemos abandonados.
P.- ¿Le preguntan mucho por Rajoy?
R.- Menos que a su mujer, espero.
P.- Exageramos, al ser usted de Sanxenxo, si decimos que tiene un ‘máster Mariano’.
P.- Exageran mucho, sí. Yo escribo mejor de Rajoy, y de cualquiera, cuanto más lejos lo tengo.
P.- ¿Por qué la gente se queja tanto de Rajoy? Si ya ha superado las expectativas de Julio Camba -”los gallegos solo van a Madrid para ser ministros”-, él es presidente del Gobierno.
R.- Ése es el problema de Rajoy: que ha superado todas las expectativas.
P.- En Irse a Madrid y otras columnas (Pepitas de calabaza) escribe: “Madrid es una ciudad enorme en la que nunca he pasado dos noches seguidas”. ¿Le da miedo acabar como su paisano, siendo presidente del Gobierno?
R.- Yo fui a Madrid a triunfar como un torero y lo primero que hice al bajar del metro fue ir directamente a El Mundo, hacerle una foto a la cabecera encima del edificio y entrar con la cabeza alta y el pecho inflado. Pero la puerta no abría: estaba cerrada a cal y canto. Mientras pensaba que a qué hora abrían los diarios en Madrid, pues eran las doce del mediodía, empujé y pataleé casi cayéndoseme las lágrimas hasta que pasó un taxista que me dijo: “El Mundo ya no está en Pradillo, ahora tiene que llevar las cartas al director a la Avenida San Luis”.
P.- Pese a sus reticencias, ¿a que se hubiera venido si el Real Madrid le hubiera fichado, y da igual que le hubiera fichado como delantero centro, entrenador o utillero?
R.- No, en absoluto. Los sueños dejan de serlo cuando se empieza a cobrar por ellos. Mi madridismo es de bar con moscas y poster de Ricardo Gallego, algo puramente sentimental.
P.- Ya que estamos con… ¿quién le ha dado más alegrías Emilio Butragueño o Camba?
R.- Butragueño cuando se casó con Sonia y salió del maletero, que menudo susto para Joe Pesci si estuviese invitado.
P.- En Grupo salvaje (Libros del K.O.) escribió: “Uno en la vida puede tener amigos de izquierdas y de derechas, casarse con mujeres del Atlético y hasta tener a un hijo del Barcelona, si la providencia es especialmente cruel”. Ha sido padre recientemente. ¿Y si su hijo sale del Barça?
R.- Mi hijo tiene cuatro meses y juraría que el otro día viendo al Barcelona hizo el gestito ése de las manos de CR: “Siempre robando, siempre robando”. Piel de gallina, claro.
P.- Si los mayas tienen razón y este año se acaba el mundo ¿a qué jugador del Barça salvaría?¿Salvaría a alguno, no?
R.- A Carles Puyol, que como bien dice mi amigo Pedro Ampudia es un madridista no enterado.
P.- Si la providencia, como ha dicho en otras ocasiones, hubiera sido “especialmente cruel” y David Gistau fuese del Barça ¿seguiría escribiendo como un galáctico?
R.- Claro, y hay galácticos del Barcelona que escriben estupendamente, como Javier Marías.
P.- Pelo y deporte. Pregunta obligada. Presume de gastarse cantidades ingentes de dinero en su melena, ¿cuántos zidanes y pavones se podrían fichar con el dinero que ha invertido en ella?
R.- Tengo un pelo maravilloso que como todo lo maravilloso, es efímero. Así que no reparo en gastos. Con el dinero gastado no podría darme el lujo de un Chigrinski, pero sí conformarme con Ozil, que costó la mitad.
P.- ¿Qué es más peligroso: el licor café o Mourinho?
R.- Mourinho bebiendo una botella de licor café después de ser atracado en el Nou Camp y antes de salir a la rueda de prensa. Daría la mitad de mi vida por presenciar algo así.
P.- ¿Lleva muchos días sin gritar “nunca mais”? Es decir, sin resaca
R.- Pues no. Pensé que andaba el petrólero buscando nuevas costas, pero sigue buscando refugio cerca. Culpa de mis padres, que quieren al niño el fin de semana y me dejan a merced de las mareas.

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