Perdimos un eslabón y hemos encontrado (es materia de fe) un bosón, el bosón de Higgs o partícula de Dios, aunque, si Dios fuera Higgs, hablaríamos de Dámaso Alonso, que es a quien se da un aire Higgs.
Hombre y Dios.
–Si Hombre falla / otra vez el vacío y la batalla / del primer caos y el Dios que grita “¡Entro!”.
Y “el presunto ladrón del Códice Calixtino iba a misa”, titula el periodismo global en español. Como Dívar, vamos.
El bosón de Higgs, ese novio de Dios, es la misma lata que el balón de Íker, ese novio de Sara.
A Sara, nueva Mari Carmen Izquierdo del fútbol, la critican por novia de Íker, igual que a Soledad Becerril, nueva defensora del Pueblo, le afean ser marquesa, como Del Bosque, para quien, sin embargo, el marquesado les parece poco a los periodistas.
La diferencia está en la ideología.
El progresismo, con todos sus ismos benéficos, es una religión para bautizados.
Ignacio Ruiz Quintano
ABC
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