Santiago de Zebedeo, Santiago El
mayor, fue uno de los discípulos de Jesucristo. Hacia el año 33 d. C, cuando
los apóstoles son enviados a la predicación, Santiago, hombre impetuoso y
decidido, habría cruzado el mar Mediterráneo
y desembarcado para predicar el Evangelio en la entonces Hispania
(actuales España
y Portugal).
Según unos relatos, su prédica habría comenzado en la Gallaecia,
a la que habría llegado tras pasar las Columnas de Hércules, bordeado la Bética
y la deshabitada costa de Portugal; otras tradiciones afirman su llegada a Tarraco
y su viaje por el valle del Ebro, hasta entroncar con la vía romana que recorría las
estribaciones de la Cordillera Cantábrica y terminaba en la
actual La Coruña.
Una tercera versión postula su llegada a Carthago Nova
(actual Cartagena, por el barrio de Santa Lucía), de
donde partiría hacia el norte. Esta tradición hace de Santiago el santo patrón
protector de España.
En cualquier caso, la tradición de la
evangelización por el Apóstol Santiago indica que éste hizo algunos
discípulos, y siete de ellos fueron los que continuaron la tarea evangelizadora
una vez que Santiago regresó a Jerusalén.
Para ello fueron a Roma y fueron ordenados obispos por San Pedro. Son los siete
Varones apostólicos. La tradición de los Varones Apostólicos los sitúa junto a
Santiago en Zaragoza
cuando la Virgen María se apareció en un pilar. Ello fue hacia el año 40. La Virgen
María se apareció a Santiago el Mayor en Caesaraugusta, y como testimonio de su
visita habría dejado una columna de jaspe conocida popularmente como “El
Pilar”. Se cuenta que Santiago y los siete primeros convertidos de la ciudad
edificaron una primitiva capilla de adobe en la vera del Ebro. A día de hoy, la
festividad de este 25 de julio de Santiago Apóstol es el Día Nacional de
España, mientras que la Virgen del Pilar
(12 de octubre), es el Día de la Hispanidad.
Hacia el año 43, Santiago fue muerto a filo de espada por orden de Herodes
Agripa I, rey de Judea, cuando se encontraba predicando en Jerusalén. Siglos
después, alrededor del año 813, en tiempos del Rey de Asturias
Alfonso II el Casto, un ermitaño
cristiano llamado Paio (Pelayo) le dijo al obispo gallego
Teodomiro, de Iria Flavia (España),
que había visto unas luces merodeando sobre un monte deshabitado. Hallaron,
entonces, una tumba donde se encontraba un cuerpo degollado con la cabeza bajo
el brazo. Aquéllos eran los restos de Santiago, y desde entonces se encuentran
bajo la Catedral de Compostela. Fue tal la repercusión del hallazgo, que mucha
gente desde otros puntos de España y Francia, comenzó a peregrinar hasta
Compostela para verlos. Fue así como comenzó la tradición histórica del Camino de Santiago.
Así pues, desde hace más de dos mil años se enmarca la tradición
católica en España. Precisamente, esto tiene mucha relación con la Batalla de
las Navas de Tolosa que recordábamos hace pocos días. En aquellas batallas de
la Reconquista, los reinos cristianos
españoles invocaban a Santiago una y otra vez. Ahí fue cuando se extendió el
conocido grito de “¡Santiago y cierra
España!”, a quien imploraban nuestros guerreros con mucha frecuencia.
Siglos atrás, en el año 844, una aparición milagrosa del Apóstol Santiago
habría obrado en favor de la victoria cristiana sobre los invasores musulmanes
en la Batalla de Clavijo. Por ello,
en la época medieval, el sobrenombre de Santiago Matamoros, el Hijo del Trueno, fue muy recurrente
contra el islam, siempre representado a lomos de su caballo blanco, con espada,
y empuñando el pendón con roja cruz (Cruz de Santiago) en su interior. Es un
día de celebración y conmemoración histórica para España. Feliz día para todos:
¡Santiago
y cierra España!
Luis F.V.
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