A raíz de la anotación de ayer me interpela un lector por correo para que me moje y diga quién o quiénes son los responsables del desaguisado en el que vivimos. Vamos, cómo si yo no me mojase continuamente, si estoy empapado, me paso el día señalando con el dedo a los que creo culpables. El problema, de cualquier modo, es que no es fácil detectar y asignar la culpabilidad de un estropicio tan grande. Con esto no quiero caer en la repetitiva cantinela de las tertulias, esa pesadez continua entre los plumillas del régimen que, para tapar las vergüenzas de sus amos, nos dicen una y otra vez que entre todos la matamos y ella sola se murió.
Eso no es cierto. Hay millones de españoles que no tienen culpa alguna en lo que ha pasado. Gente que se ha dedicado a lo suyo, a trabajar para ganarse la vida honradamente, sin gastar un céntimo más del que podían permitirse e, incluso, que han ahorrado durante estos años aplazando gollerías presentes por seguridad futura (al final no tendremos ninguna de las dos cosas); que, o no han votado, o lo han hecho por pura inercia y, generalmente, con la nariz tapada. Esos, entre los que me incluyo, somos los que estamos pagando el pato.
Como ir desgranando uno a uno todos los culpables de esta insuficiencia multiorgánica que padece el país daría para un ensayo de 500 páginas, me voy a detener en los más recientes, los que han venido ainterpretar la coda final: Rajoy y sus mariachis. Digo mariachis porque es lo tradicional pero debería decir sorayos, un grupo más o menos organizado de opositores pijos, cruelmente autogafapastizados y que hoy copan la cúpula del poder gracias a los buenos oficios de su hada madrina: Soraya Sáenz de Santamaría, 41 años, vallisoletana, medio metro de alzada, pies de hobbit, andares monjiles y plaza fija de abogado del Estado hasta el día en que abandone este ingrato mundo.
Eso de los sorayos se lo inventó Federico Jiménez Losantos, que siempre ha tenido mucha gracia con los motes, y lo consagró otro Federico, éste de mucha menor enjundia. El día de Nochebuena del año pasado el otro Federico nos felicitó la Navidad con esta frase, digna de una genuina alfombra humana:
“Hoy, los “sorayos” y los “maricomplejines” gobiernan este país, y lo hacen con un poder como nunca antes había tenido un equipo de Gobierno, y lo van a seguir haciendo con el mismo estilo con el que han actuado durante todos estos años: con moderación, con tolerancia, escuchando a todo el mundo y no aceptando chantajes ni cayendo en necias conspiraciones de salón”.
(ni) Federico (ni) Quevedo, El Confidencial, 24/12/2011
Fernando Díaz Villanueva
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