Cornellá tampoco fue el punto final a la racha rojiblanca. El feudo de los pericos, enjaulados en su propio nerviosismo, fue asaltado por el Atlético de siempre. El de las dos caras. Capaz de realizar una primera parte apabullante, borrando del mapa al Espanyol, pero también capaz de desaparecer por completo en un segundo acto que generó una intranquilidad e inseguridad muy innecesaria a tenor de lo visto en los primeros 45 minutos. Cobra más importancia la victoria del Atleti sin Falcao. Además, para cerrar el capítulo de contratiempos, Arda Turan tuvo que salir del campo contusionado tras un choque con un defensor espanyolista.
Como decíamos el primer tiempo tuvo un sólo actor y un sólo desarrollo. El actor fue el Atlético y el desarrollo el arco de Christian Álvarez. El equipo de Simeone girando en torno a Mario Suárez no permitió una sóla combinación del Espanyol. Y cuando decimos ni una es ni una. Cero patatero para un equipo perico inmerso en una crisis bárbara para la época de la temporada que nos toca vivir. Son pocos partidos pero las sensaciones son pésimas.
Con el Espanyol preso de los nervios, el Atleti fue amasando el gol. Poco a poco, como lo hacen los buenos cocineros. La primera oportunidad llegó para Raúl García que no pudo aprovechar una de las características internadas a banda cambiada de Arda Turan. El navarro no pudo conectar su cabezazo hacia la portería del capitán espanyolista.
No perdonó su siguiente oportunidad Raúl García. Después de un maravilloso centro de Juanfran, el ex osasunista fusiló a placer a Christian Álvarez. Rondaba la media hora de partido. El Atlético obtenía justo premio para su inmensa superioridad. El Espanyol sólo añadía más confusión a su patología nerviosa previa. En el plano personal, Raúl García volvía a anotar en su segundo partido consecutivo en el once titular. Pleno para el navarro.
Tan mala fue la imagen de los espanyolistas durante la primera media hora que Pocchetino no dudó en mover el banquillo a las primeras de cambio. El señalado fue Cristian Gómez. El elegido para lidiar con tan complicada faena fue Rui Fonte. Resultado de la operación: Suspenso.
Antes del descanso pudo poner más tierra de por medio Koke si su volea después de un fallo defensivo espanyolista, hubiera encontrado portería. Con 0-1 marchaban los equipos al descanso. Sin embargo, el feeling transmitido del choque era de resultado muchísimo más abultado.
Tras el descanso, el Atleti volvió a caer preso de un hipnotismo que va camino de convertirse en crónico. El equipo que hizo desaparecer a Verdú en la primera parte, de pronto atrasó su línea defensiva quince metros para ceder el balón y el control del partido al Espanyol. No le salió bien el plan a Simeone, deseoso de desnudar las vergüenzas de un equipo que sin embargo no es colista en lo que refiere al control del juego. Poco a poco, el equipo local se lo fue creyendo con el apoyo de una afición que pareció olvidar la desastrosa primera parte.
Con Stuani y Longo en punta, el Atleti achicaba agua con suficiencia pero temeroso de que apareciera algún boquete inesperado. Bien es verdad que en una fase del partido en la que el Atleti no miraba a la portería rival, casi encuentra el gol en varias ocasiones. Internadas peligrosas del Cebolla fueron repelidas por Christian Álvarez para desesperación de un Cholo más contragolpista que nunca.
Cuando el Atlético empezaba a entrar en reserva de carburante, los pericos asomaron por el área deCourtois con mucho peligro. Primero Stuani después de un despiste en los centrales rojiblancos, y posteriormente Longo cuando el partido agonizaba pudieron poner el empate en el marcador. La respuesta en el otro área fue de Adrián que pecó de su exasperante tranquilidad. Pero el resultado no se movió con el solitario gol de Raúl García campeando en el marcador.
Nueva victoria para un Atlético de Madrid victorioso y triunfal que defendió la segunda posición dejando sensaciones contradictorias. Pudo ser mejor, pero el Cholismo imperante en el Atleti reza que las circunstancias marcan los partidos, y el Atlético de ayer era una versión mermada del gran equipo que dibujan los primeros bocetos de la temporada. Al Espanyol no le queda otra que ordenar su lío interno y comenzar a remar a contracorriente antes de que las aguas se tornen en muy bravas y se traguen una buena idea de juego. El tiempo apremia para todos.
Alejandro Briega
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