El amor del Madrid por la Champions es juvenil, pasional y a primera vista. Solo explicar así que el conjunto blanco saliera desde el minuto 0 a por todas. Eso, que debería ser lo habitual, le ha costado en Liga varios sustos y un colchón al Barcelona se olvida en las citas entre semana. Las de la orejona. Solo hubo un equipo sobre el césped del Arena y lo hizo con Ramos, y luego con Ozil. Por si quedaban dudas. Por supuesto que hubo también quien se sumó a la fiesta: Cristiano Ronaldo. Un nuevo hat trick del portugués, segundo consecutivo y a pesar de que hoy lo lean y relean tiene una posibilidad casi histórica en el Nou Camp: un hat trick de hat trick.
Fue precisamente él, el bicho, quien abrió un marcador tendencioso a no hacerlo. Si en parte fue tendencioso a no hacerlo fue por la estupenda actuación de Vermeer. Cuesta creer que se puede hacer un estupendo partido partido y encajar 4 goles, pero se puede. Máxime si la defensa no tiene su mejor día y Frank de Boer decide retrasar las líneas hasta la extenuación. 41 minutos necesitó el Real Madrid de asedio para besar la red. Lo hizo tras una internada de Benzemacomo se interna Benzema. El balón rebotó en las piernas como si de un flipper se tratara con tan mala suerte para los holandeses que por allí, en su hábitat, estaba Cristiano Ronaldo. Como el fútbol son imágenes, se nos quedará ese Marcelo saltando en medio del disparo para dejarla pasar, como si con él no fuera la cosa.
El Madrid se fue al descanso con la victoria como se consiguen las victorias que cuestan: un gol antes del vestuario. Pero no fue la única sensación positiva de la noche. Para entonces Kakarecuperó sus mejores años de juego en el Milán y dejó unos detalles de calidad propios del precio que costó. Si le atribuimos a Mou la recuperación del brasileño –para la que aun queda- podríamos proponerle después planes a priori imposibles como la rentabilización del Ave o la gestión del aeropuerto de Castellón.
La segunda parte nos reservaba una serie de detalles a tener en cuenta. Por ejemplo el 0-2 que colocó Benzema en el fondo de la red como una chilena tipo Matrix, de perfecta ejecución, como la que hacíamos con balones de playa sobre la arena de la misma. Si la Champions es la Champions, es por goles como el de Moisander. Decidió colocar con su gol un 1-2 irreal para la situación pero el estadio rompió a gritar: ahora lograrle un empate al Real Madrid hubiera sido un triunfo. Pero nada de nada. Mourinho lejos de achantarse, dio entrada a Khedira y Di Maria, que dieron ese punto de velocidad que necesitaba el equipo. Los sustituidos fueron Essien y Callejón, este último correcto sin el juego sin balón pero nada correcto con él. Principalmente porque ni lo olió.
Khedira conection
Es de ley decir que la salida de Khedira dotó al Madrid de una profundidad de pase de la que carecía antes de su salida al terreno de juego. Cristiano puso los tres puntos en el 79 pero todos supimos que con eso no le bastaba: quería el hat trick. Un minuto es lo que tardó el portugués en marcar el tercero de su cuenta particular. Si el otro día Modric nos recordó al mejor Guti, el tercero de Cristiano hizo revivir al mejor Raúl. La picó por encima de Vermeer y se paró el tiempo, hiriente. Ahí se acabó el partido y las pocas ganas que le quedaban a los de De Boer por luchar. Para entonces se habían pinchado dos balones, más los tres de Ronaldo.
Darío Novo
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