Comenzó la estancia del Atlético en Roma con la visita al Papa Benedicto XVI, y termina confirmando la línea ascendente de juego y resultados. Junto con el de Santander, sin duda los dos últimos partidos fuera han sido los más completos de la era Simeone. Más allá del resultado, en ambos, desde el primer hasta el último minuto, el Atlético se mostró ordenado y ambicioso. Anoche, Mario entró en el once por el ausente Tiago, además de otra variante técnica que introdujo el entrenador argentino: Koke por Arda. Volvían también los centrales titulares, Miranda y Godín, lo cual sentó a Perea y Domínguez respecto al equipo del Sardinero.
Pero el guión fue el mismo que el del fin de de semana pasado, y a los diez minutos ya habían sido dos las ocasiones claras de los rojiblancos. Sin embargo, con el partido controlado y creando peligro, un mal rechace de Courtois a disparo lejano lo aprovechó Klose en el minuto 19 para adelantar a los italianos. Y nada cambió, nada. El portero belga siguió mostrando la seguridad y confianza de siempre en las pocas ocasiones más en que tuvo que intervenir, y el Atlético siguió creyendo en su juego mientras los laziales esperaban cada vez más cerca de su larguero. Ello hizo que, en menos de un cuarto de hora, los madrileños remontaran el marcador con goles de Adrián y Falcao (1-2). El juego entre líneas de Diego y Adrián era cada vez más peligroso, y Filipe y Juanfran supieron utilizar perfectamente las bandas de un campo grande como el Olímpico de Roma, doblando y ofreciéndose continuamente por sus respectivos carriles.
Con este panorama se llegó al descanso, y con el mismo se desarrolló la segunda parte, en la que Falcao anotó el tercer gol de los suyos y último del partido. Al colombiano le entró lo que Toño y los palos le negaron en el último partido. En cuanto al resto, los centrales y el medio del campo se consolidan, mientras que los laterales, Diego y Adrián se están convirtiendo en un motor ofensivo de seis velocidades. Cada vez más verticales y eficaces; las defensas contrarias sufren mucho con sus paredes y desdoblamientos permanentes. Así las cosas, con el 1-3, pareciera que el Atlético necesitaba más todavía para poner pie y medio en los octavos de final de esta competición, ya que aun tuvo alguna llegada clara más en las botas de Arda y en la cabeza del propio Falcao. Su nivel de presión y actitud no disminuía, mientras que la Lazio se encontraba entre la impotencia y la racanería. No estaría mal que éstos le echaran un ojo al cambio de rumbo que han dado en el fondo y en la forma sus vecinos romanistas con el fichaje de Luis Enrique, el fútbol se lo agradecería.
Luis F.V.
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