Rough puso punto y final a su carrera después de pasar por Orlando y de una fugaz experiencia en el modestoAyr United en 1990. Un año que no olvidaría fácilmente, al ser sorprendido saliendo de un supermercado con un filete de ternera que, al parecer, no había pagado. El centro comercial Safeway le denunció y Rough pasó dos horas en comisaría. Finalmente, todo fue un malentendido y se revocaron los cargos contra él, pero el incidente se filtró a los medios de comunicación. Suficiente para que los hinchas rivales se cebaran con él durante los partidos y le recordaran el escabroso asunto del filete. Los hinchas del equipo contrario, a ritmo de la melodía de los acordes de la popular My Darling Clementine, le compusieron una canción en su ‘honor’. “Oohhh…¿Dónde está la charcutería? ¿dónde está la carne de vaca? ¿Dónde está la carne picada? está en el bolsillo, en el bolsillo Alan Rough“. No fue disco de platino, pero la canción se convirtió en un clásico de los estadios escoceses. Rough siempre se lo tomó con sentido del humor. “Hago una dieta muy estricta. Solo proteínas. Antes del partido, nada como un buen filete”.
Hoy, Alan Rough, más conocido por ‘Roughy’, se ha reinventado a sí mismo y se ha convertido en un prestigioso comentarista en una radio de Edimburgo, formando pareja profesional con Ewen Cameron, uno de los periodistas más reputados de Gran Bretaña, previo paso por Dubai. Ambos editaron un libro, Talking Balls with Ewen and Roughy, que fue un auténtico éxito en Las Islas, y triunfan en la radio escocesa por su peculiar y desenfadado estilo de hacer comentarios sobre los jugadores, a través de programas donde los oyentes les formulan preguntas sobre la actualidad futbolística. Rough ha cumplido los 59 y está felizmente casado en segunda nupcias con Maggie Barry, una conocida periodista. Su primer matrimonio con Michelle, una exuberante belleza que se ganaba la vida rodando anuncios publicitarios mientras posaba en bikini, solo le sirvió para que algunos delanteros rivales le gastaran bromas pesadas en algunos encuentros.
Tras publicar su autobiografía, Rough ha alcanzado la felicidad. “Los hinchas me paran por la calle y me preguntan si me he sonado la nariz antes de salir de casa, si llevo mi llavero con el cardo grabado o si aún conservo mi vieja pelota de tenis ya descolorida. Tienen una memoria de elefante, me pagan con todo ese cariño”. Alan, que guarda un magnífico recuerdo de sus vacaciones en España, ha apartado de su vida aquellas supersticiones que le catapultaron a ser el meta más famoso de Escocia. Ha dejado de sonarse la nariz a todas horas con su viejo pañuelo, aquel que llevaba debajo de la gorra, y guarda algunos de sus más preciados amuletos en el desván de su casa. Eso sí, no pasa por debajo de una escalera y recuerda que pisar mierda trae buena suerte. “Hay cosas que nunca cambian”. Todo un personaje.
Rubén Uria
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