lunes, 18 de febrero de 2013

0 Valladolid 0-3 Atlético de Madrid: el Atlético retomó la fórmula del éxito


Tres meses después volvió el Atlético a vencer lejos del Calderón. Para ello el equipo de Simeone reseteó su juego, volviendo a aplicar la pócima del éxito: presión e intensidad.

Ayudó el equipo de Djukic, un equipo que ayer arrugó y pareció más pequeño de lo que realmente es. Y ahí es donde reside el mérito del Atlético de Madrid en esta temporada. Los rojiblancos conseguían minimizar rivales por imperativo legal. En las últimas salidas, más allá del esperpento europeo, no sólo no conseguía minimizar a sus contrincantes, sino que potenciaba sus virtudes hasta desbordar al colchonero.

El choque se inició con viento de cara para el Atlético. Una jugada de laboratorio le bastó a Falcao para inaugurar el marcador tras un rechace de Godín. Se adelantaba el colchonero para tranquilidad de un equipo que empezaba a instalarse en el nerviosismo patológico de la institución.

Con ventaja en el marcador el Atlético se ajustó a su plan estrella: cerrar espacios y no conceder regalos al rival.

Durante la primera mitad poco o nada más sucedió. Sólo Diego Costa añadió picante al encuentro en la fría tarde de Pucela. El de Lagarto pudo poner más tierra de por medio si no hubiera pecado de exceso de frialdad ante Dani Hernández.

¿Y el Valladolid? Perdido en algún lugar de Castilla.

El segundo acto fue un calco de la primera mitad. Con un Atlético bien plantado en el campo, gracias principalmente a la labor de un inmenso Gabi, el partido estaba en el área de Dani Hernández. No machacó el Atlético antes porque su zona noble (Falcao y Arda) no está minimamente cerca de su buen nivel, lo que supone un motivo de preocupación para Simeone.

Sin embargo el que nunca se fue es Diego Costa. El brasileño es un demonio de Tasmania moderno. Nunca hace amigos, siempre produce algo positivo. Fruto de su intensidad llegó el 0-2. Una asistencia con la cabeza de Koke propició el violento golpeo de Diego Costa. Nada pudo hacer Dani Hernández para un Valladolid impotente.

El segundo gol visitante cerró un partido excesivamente plácido para el Atlético. Antes del final Cristian Rodríguez hurgó más en la herida vallisoletana para poner el 0-3 tras un monumental fallo de Rukavina. Quizás demasiado excesivo para los méritos rojiblancos, aunque ajustado a la realidad en relación a los deméritos pucelanos.

Inyección de moral para un equipo titubeante que tiene por delante 10 días absolutamente claves en el devenir de la temporada. Espera el Rubin Kazan en Moscú, posteriormente el renacido Espanyol de Aguirre, para cerrar el círculo en la cita más importante de la temporada: Nervión y su Sevilla aguardarán al Atlético. Queda mucha tela por cortar…

A.Briega

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