Yo vi una vez un Real Madrid-Celta al lado de Feijóo, y ahora ya sé que aquella situación me puede acarrear un buen disgusto, si la foto cayera en manos de los CDR del periodismo global en español, que ha descubierto el escrache fotomatónico.
Primero fue la foto de las postrimerías de Chávez; luego, las fotocopias de Bárcenas; y ahora, la foto en un yate (¡en un yate!) de Feijóo, a cuyo lado vi yo una vez un Real Madrid-Celta.
En el Celta todavía jugaba Pinto, que es como el primo Zumosol de Messi, y al salir del estadio casi nos atropelló la escolta dePérez Touriño, que viajaba en coche con banderín, mientras a nuestro lado, tan terne, caminaba el embajador Aguirre, de los Estados Unidos de América, que también hubo de hacer un volatín para esquivar a los pretorianos motorizados del socialista gallego.
¿Habrá una foto mía con Feijóo?
–Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”
En este negocio de la moral, los fariseos no hacían prisioneros. Tal que los CDR del periodismo global, que se tienen por justos y son considerados por el pueblo socialdemócrata como oficialmente piadosos. Gracias a ellos, todos llevamos en la cartera (como Ortega el retrato de Gary Cooper) una cara deBélmez, y todos somos Cecilia Giménez dándole al trapo en el eccehomo de Borja.
Esta escopofilia es la rama progresista del periodismo español.
A Mourinho lo ojearon en el colegio del niño para acusarlo de absentismo laboral, igual que cuando, por encargo de Guerra, fueron a Barajas a ojear a Balbín, que volvía de Franfort, después de haber alegado gripe para no hacer “La clave”, que era “La Noria” de la Santa Transición, pero con tertulianos acreditados con el graduado escolar.
Yo, con la foto de Feijóo, ya estoy perdido, pero ustedes, si por el pasaporte han de solicitar el certificado de penales, alquílense un disfraz de Mickey Mouse para hacer la cola.
Ignacio Ruiz Quintano
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