Ya que
lo mencionas, no hace mucho publicabas en Twitter: “Vaya regalazo que me ha
hecho el gran Luis García Montero”. ¿Aún mejor que la idea para Aunque tú no lo sepas?
Es una extensión. Llevamos
mucho tiempo hablando de hacer algo juntos porque conectamos muy bien y nos
llevamos muy bien, y ahora me ha dado dos canciones que son un regalo para
hacer música. ¡Es que ya tienen música!
Difícil elegir entre aquella y estas, supongo.
Es que Aunque
tú no lo sepas es un caso
distinto.
Claro, la letra es tuya.
Bueno, la letra es mía, pero la
idea del poema, que es brillante, es de Luis. Yo nazco de una idea que me da
Luis para crear una canción, y en este caso Luis me está dando las canciones y
yo no estoy moldeándolas. Simplemente estoy poniéndoles música. Y esto me gusta
más.
Vaya, qué curioso.
¿Por qué?
Porque en la otra hay una cierta paternidad. Partes de una idea
ajena pero la haces tuya.
Sí, me gustan los dos sistemas,
pero en este momento prefiero esta fórmula, porque ahora me veo capacitado para
hacer cosas para las que antes no me veía.
Sigamos. Hace poco he visto que en apenas unos días Tenía que decírtelo alcanzaba el medio millón de
visitas totales en YouTube. ¿Sorprendido?
Sin duda (risas).
¿Internet es amigo o enemigo, entonces?
Es como los amigos de toda la
vida. Para unas cosas está muy bien. Para otras no tanto.
Bueno, al menos sirve de plataforma para muchos grupos que se
dan a conocer a través de la Red y empiezan a girar.
La diferencia es que, cuando yo
empezaba, la única oportunidad que tenías era enviar una maqueta a las cuatro
compañías que había y, por supuesto, ninguna de ellas la escuchaba. Y todo para
acceder a la gente a la que podía gustar tu música. Los medios, vistos con la
perspectiva de hoy en día, eran muy rudimentarios. Ahora lo bueno es que todo
es más democrático, pero también hay una parte mala, que es la coexistencia de
muchas más bandas. Vivir en un tiempo en el que hay exceso de información y de
grupos te puede perjudicar a la hora de publicar.
Cuando tú empezabas, con el mercado invadido por triunfitos y la
calle llena de mantas huidizas, la cosa tampoco parecía pintar demasiado bien.
¿Cómo te fuiste abriendo puertas?
Tocando en sitios. Empecé a tocar en El rincón del arte nuevo y
había veinte personas el primer día. Seguí tocando y cada vez había más gente.
Vino Enrique, le di Aunque tú no lo sepas, y
empezaron a pasar pequeñas cosas. Muy poco a poco pero de forma muy real.
[En aquella época, Quique
compartió escenario en varias ocasiones con Enrique Urquijo en El rincón del
arte nuevo y finalmente terminó cediéndole esa canción, inspirada en un poema
homónimo de Luis García Montero, N. del R.]
Eso de escribir para otros, ¿puede llegar a satisfacer tanto
como escribir canciones para uno mismo?
Creo que no. Y además es mucho
más difícil. A veces he tenido encargos y no he sabido llevarlos a cabo, porque
estás escribiendo pensando en si le va a gustar a alguien o no. Tienes unos
filtros que no tienes contigo mismo. Tú sabes lo que te gusta y lo que no, y el
pudor que quieres tener. Ahí sí sabes elegir. Pero cuando escribes para alguien
piensas en qué le gustará a la otra persona, y eso no funciona en pro de la
canción.
Volviendo a Internet. ¿La piratería es un problema de regulación
por parte de las instituciones o de autocontrol por parte del público?
Es una cuestión de mentalidad y de educación. A mí me gusta que
la gente cobre por su trabajo. Nunca me he alegrado de la pérdida de un trabajo
de alguien, sea conocido o no. Me gustaría que el tío de la tienda de enfrente
se ganara la vida con ello. Y tú. Y ella (refiriéndose a Lupe). Pero en
España la música no es algo que esté dentro de nuestra cultura de una forma
real y profunda, como en otros países, y eso hace que no sea tomada en serio ni
la música ni la profesión de músico. Hace tiempo que a mí no me ocurre, pero
seguro que dentro de poco me vuelve a suceder: en España te preguntan a qué te
dedicas, dices que eres músico y te contestan “no, en serio”. Y eso también
hace que la gente piense que escribir canciones es una cosa ridícula, cuando
hay muchísimo trabajo detrás.
Se diría que el lema de tu carrera está siendo “despacito y
buena letra”. ¿Qué ventajas crees que tiene ese modelo sobre quien consigue un
súper éxito recién aterrizado en la industria musical?
No lo sé, pero yo no me
cambiaría por nadie. Lo que ganas yendo poco a poco lo asimilas mucho mejor que
teniendo un gran éxito. Todo lo que te sucede, y no lo digo por propia
experiencia, es mucho más difícil de asimilar. Y eso hace que, cuando ya tienes
una trayectoria, no reniegues de nada de lo que has hecho.
Ahora resulta que a la gente joven le gusta lo que están
haciendo bandas como Mumford & Sons. Escuchan las canciones de The Avett
Brothers. Los ves saliendo de las tiendas de discos con álbumes de Neil Young
bajo el brazo. ¿Cuál crees que es el motivo de este repentino interés por el
sonido americano?
En gran parte es tendencia,
pero seguramente hay gente que desde otros estilos mucho más comerciales o
intrascendentes al final ha llegado a Neil Young. En cualquier caso, es bueno
que compren discos de Neil Young. Tampoco creo que esté de moda.
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