Un golpe a la línea de flotación
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Se presentaba el duelo hispano-alemán en Champions League
como una oportunidad para medir el potencial de la emergente Bundesliga ante el
poderío de los amos y señores de la Europa futbolera. El Bayern de Munich, el
“coco” con el que soñaron tantos niños españoles de los 70, era la piedra de
toque capaz de medir el estado de un Barcelona timorato y decadente. Por su
parte, al Real Madrid le tocaba visitar el “muro amarillo” de Dortmund. Asomaba
un equipo bisoño, atrevido y osado al abrigo de su excéntrico técnico, Jurgen Klopp.
El martes, el primer turno de los sendos golpes, fue una
auténtica carnicería blaugrana. El aroma a fin de ciclo asomaba por el Allianz
Arena mientras el Bayern honraba a aquella máquina de Hoeness, Beckenbauer o Müller. No hubo opción, ni siquiera asomó
por Baviera, ya que la Blitzkrieg sorprendió a un “tiqui-taca” cansado, tan
cansado que ha llegado a estarlo de sí mismo. Con el aroma que citábamos
marchaba el Barcelona de Munich con una eliminación segura y lo que es peor: el
desasosiego de que los laureles y honores se marcharon con Guardiola para dar
paso actualmente a una época de zozobra técnica y táctica difícil de abordar
por los actuales jefes barcelonistas.
Con una cautelosa sonrisa propicia del olor a Décima se presentaba el
Madrid en la cuenca del Ruhr. Aguardaba un Borussia Dortmund capaz de dar
pinceladas de arte a una zona geográfica minera, dura y rocosa. ¿Fue mayor el
descalabro blanco que el blaugrana? Podría decirse que sí por las formas y las
necesidades vitales de Borussia y Real, pero el Madrid sale de Dortmund con una
pequeña bocanada de aire propiciada por Hummels.
Un clavo ardiendo al que agarrarse mediante espíritus, bravuconadas o la
testiculina que ha caracterizado a la entidad de Concha Espina. Pero que nadie
se engañe, tres goles son renta posiblemente más que suficiente para un
Dortmund que ha encontrado en Lewandowski
a su Thor particular. Dictará sentencia un Bernabéu encendido, porque señores,
la Décima va camino de ser un objetivo propicio a una obsesión enfermiza.
Darío Novo y A.Briega
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