Leído esto, Soraberri tosió, escupió y comenzó esta relación
con gran solemnidad:
«Enemistad antigua señalada avya entre el solar d'Ohando,
que es del reino de Navarra, é el de
Zalacaín, que es en tierra de la Borte. E dícese que la causa della foe sobre
envidia é a cual valía mas, é ficieron muchos malheficios é los de Zalacaín quemaron
vivo al senyor de Sant Pedro en una pelea que ovyeron en el llano del Somo é porque
no dexo fijo el dicho senyor de Sant Pedro casaron una su fija con Martín López
de Zalacaín, home muy andariego.
E dicho Martín López seyendo venido a la billa d'Urbia foe
desafiado por Mosen de Sant Pedro, del solar d'Ohando, que era sobrino del otro
senyor de Sant Pedro é que había fecho muchos malheficios, acechanzas é rrobos.
E Martín López contestole a su desafiamiento: Como vos
sabedes yo so contado aquí por el mas esforzado ome y ardite en el fecho de las
armas en toda esta tierra y paresce que los d'Ohando a vos han traído por la
mejor lanza de Navarra por vengar la muertte de mi suegro que foe en la pelea
peleada con lealtad en el Somo é como el cuibdaba matar a mi, yo a el.
E por ende si a vos pluguiese que nos probemos vos é yo, uno
para otro, fasta que uno de nos o ambos por ventura muramos, a mi plasera mucho
é aquí presto.
E respondiole Mosen de Sant Pedro que le plasia é se citaron
en el prado de Sant Ana. En esta sazon venya dicho Martín López encima de su
cavallo como esforzado cavallero é antes de pelear con Mosen de Sant Pedro foe
ferido de una saeta que le entró por un ojo é cayo muertto del cavallo en medio
del prado. E lo desjarretaron. E preparo la asechanza é armo la ballestta é la
disparo Velche de Micolalde, deudo é amigo de Mosen de Sant Pedro d'Ohando. E
los omes de Martín López como lo veyeron muertto é eran pocos enfrente de los
de Ohando, ovyeron muy grant miedo é comenzaron todos a fugir.
E cuando lo supo la muger de Martín López fue la triste al
prado de Sant Ana, é cuando vido el cuerpo de su marido, sangriento y mutilado,
se afinojó, prísole en sus brazos é comenzó a llorar, maldiciendo la guerra é
su mala fortuna. E esto pataba en el año de Nuestro Senyor de mil cuatrociensos
y doce.»
Pío Baroja
Zalacaín el aventurero
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