miércoles, 29 de mayo de 2013

0 Rajoy de fondo

Rajoy estuvo ayer hablando en un foro de París y en el periódico lo pusimos de fondo con la televisión. Se escuchaba el trasiego de teclas, llamadas y reuniones de media tarde en una redacción y la voz de Rajoy detrás sin una inflexión relevante ni un mal grito; un discurso impasible, monocorde y cetrino de estanquero sin cambio.
Ésta es mi vida, pensé: una vida con la voz de Rajoy de fondo. Me imaginé a mí mismo y me imaginé a España con su historia recorrida por discursos de Rajoy y hay algo seguro: nos hubiésemos ahorrado muchas guerras. Adormece de tal forma que dan ganas de fumarlo. Una vida con la voz de Rajoy de fondo en cada acontecimiento relevante: el colegio, las primeras chicas, los amigos del instituto, la universidad, el trabajo, la sobredosis.
¿Qué hacía yo cuando Rajoy habló del paro juvenil? No lo sé, porque lo tenía de fondo; no es rara su pasión por el ciclismo, concretamente las etapas llanas. La verdadera característica relevante de la voz de Rajoy es que siempre suena de fondo. Esto que parece una rareza lo es exageradamente. La primera vez que lo tuve delante y abrió la boca para decir algo casi me tuve que agarrar a la mesa: sonaba de fondo. Era él, desde luego, pero parecía estar hablando a media voz detrás de las cortinas.
Hablaba y hablaba, y yo me ponía nervioso mirando la grabadora pues su discurso era un discurso que sonaba como runrún, el acompañamiento de algo más relevante. ¿Pero había algo más relevante? Pues de repente todo lo parecía, ¡hasta él! Cualquier cosa menos lo que dijese. Supuse que haciéndose traducir para sordos podría entenderse por lenguaje de signos, pero en el Congreso la muchacha parece siempre a punto de pedir un café y ponerse a leer el periódico; de hecho ésa es la voz de Rajoy, el acompañamiento de fondo de una cafetería de señoras al mediodía en medio de Toledo, una tarde de julio, con Massimo Ghirotto cortado por un abanico.
Nunca un tono se acopló mejor a un discurso, pues la idea de país que el PP tiene para España es también una idea de fondo, una música para peluquería y ascensor que no sabemos si es punk o canción ligera. Está ahí, nunca se ha ido y no sabemos si se irá, tanto el discurso como la idea. Se nos ha metido dentro con las subordinadas, como la tenia, y empezaremos a escucharlo dentro de la cabeza y ya todo será Rajoy, y ni así sabremos qué dice, ni qué hace.
Manuel Jabois / El Mundo

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