miércoles, 29 de mayo de 2013

0 Aznar y Neymar descolocan a la canallesca

Aznar Neymar no son comparables, porque el expresidente español está con seguridad en mucha mejor forma que el famoso futbolista brasileño. Por no hablar de abdominales, claro, que tampoco es cuestión de sumir al astro carioca en la depresión ahora que va a cumplir su sueño de jugar en el Barça. Los futbolistas, como es bien sabido, cumplen el sueño que tenían desde niños cada vez que llegan a un club, sea el que sea, y vuelven a cumplirlo cuando unos años más tarde fichan por el eterno rival; pero es una costumbre tan arraigada que si un jugador no pronuncia esa frase en la rueda de prensa en la que se anuncia su contratación, la afición empieza a sospechar que el club ha fichado a un pesetero especialmente ingrato.
Las dos recientes exaltaciones protagonizadas por Aznar en torno a la situación española y el fichaje de Neymar por el Barcelona han descolocado a los medios de comunicación que creían haber catalogado a ambos protagonistas de manera definitiva. El expresidente del gobierno como una figura alejada de la política salvo para proclamar eventualmente su admiración por Rajoy y el brasileño en el papel de inevitable jugador del Real Madrid, cuyo fichaje era tan sólo una mera cuestión de tiempo. Pues bien, hete aquí que Aznar se atreve a opinar sobre las graves cuestiones que afectan a su país, con el compromiso renovado de participar en aquello que considere oportuno, y que el papá de Neymar trinca 10 millones de euros de adelanto y convierte a su criatura en el fichaje estelar del Barça para los próximos cinco años. ¿Y ahora qué hacemos?
Ha sido delicioso comprobar estos días la coherencia y el grado decompromiso con la verdad de los medios señeros en torno a ambos personajes, pero la palma, como ocurre siempre, se la lleva la prensa deportiva catalana, alguna de cuyas figuras de referencia ha pasado de acusar al flamante fichaje del Barça de ser casi un pandillero politoxicómano, cuando parecía inevitable su contratación por Florentino, a ponderarlo como un dechado de virtudes futbolísticas y ciudadanas y el mayor acierto hasta el momento de Sandro Rosell, lo que ya es meritorio, habida cuenta de una trayectoria estelar en la que no se ha detectado todavía la menor sombra de error.
Y lo más chocante es que Aznar sigue siendo el mismo Aznar de siempre y Neymar el jugador genial que llevamos viendo un par de años en la sección de deportes de los telediarios del fin de semana.¿Quién ha cambiado? Ellos dos, desde luego, muy poco. El expresidente del gobierno continua creyendo que bajar los impuestos es algo muy deseable y así lo ha hecho saber para general instrucción. En cuanto al ya futbolista del Barcelona, no parece tampoco que sus costumbres dentro y fuera del campo hayan variado tanto como para merecer los juicios que le ha dedicado la selecta prensa del Principado.
Por eso es justo destacar el ejemplo de independencia de criterio y firmeza en las propias convicciones que nos brinda en ambos casos el grupo Prisa, cuyo odio por José María Aznar y Florentino Pérez, por más que pasen los años, sigue inquebrantable. Que tome nota el resto.
Pablo Molina / Libertad Digital

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