"Pero vayamos al principio. El fútbol, para mí, a los doce
años, estaba en todas partes, lo impregnaba todo, era casi como Dios: una
presencia constante. De ahí que dispusiera de un fútbol con botones para jugar
a escondidas en un pupitre de la clase…otro con pelotas de trao o de papel para
jugarlo con mis hermanos en la galería de la casa… y finalmente, el fútbol-fútbol,
el fútbol propiamente dicho, con balón ensebado y camisetas para jugarlo en los
campos del Colegio…
Hoy, conocido el fulbito o fútbol-sala, me doy cuenta de que
era para ese fútbol menor para el que yo estaba dotado…"
M. Delibes, Mi vida al
aire libre
0 comentarios:
Publicar un comentario