Hablando
de Japón, hay ciertas tradiciones que supongo que usted conocerá y no sé si
habrá practicado, como el Nyotaimori o body sushi.
El mundo actual está hecho de
ocurrencias, ingeniosidades. No sé si has leído cómo en China han dictado una
ley por la cual en un retrete público solo puede haber dos moscas, más de dos
es delito. Pues Japón está lleno de estupideces como esa, pero eso del body
sushi y las muñecas hinchables es mínimo, es lo que se recibe en el mundo
occidental del Japón. Hacen un documental o un reportaje sobre ese país y
siempre salen estas cosas. Yo voy allí y no las veo, y he vivido casi 10 años
de mi vida en Japón. Por supuesto que existe, no digo lo contrario, pero
por ejemplo nunca he visto uno de esos hoteles en los que las habitaciones son
cápsulas. Son aspectos mínimos pero muy llamativos que definen a los ojos de
los no japoneses esa sociedad, una de las más falsificadas por los periodistas
que he visto.
Body sushi… nunca he practicado
tal cosa, evidentemente si me colocas aquí a una hermosa chavala japonesa… a mí
la comida que más me gusta es el sushi y las chicas japonesas me gustan con
delirio. Así que me la pones delante con sushi o sashimi encima, yo encantado
me lo como. Pero no me puedo tomar en serio estas cosas, que también se han
hecho en el mundo occidental, con chocolate o poniendo crema en el sexo a una
mujer o ella a ti en tu pene y luego te lo chupa.
¿Y el shibari, que consiste en atar a una
mujer con cuerdas?
Pero
eso también se ha hecho toda la vida, es el sadomasoquismo. Al fin y al cabo si
miras las posturas delKamasutra,
la mayor parte son irrealizables a menos que tengas un entrenador personal que
te esté colocando una pierna de determinada manera o estés maniatado y colgado
con poleas del techo. El mundo actual ha perdido el sentido común, yo todos los
años hago un viaje con mis hijos y mis nietos, un viaje sagrado en el que a lo
mejor un año vamos a la India, otro a Nepal, a Senegal, a Tanzania… Este año
hemos hecho un viaje más corto, a Italia, concretamente a Cerdeña, Sicilia y
Nápoles. Cerdeña es una isla curiosísima, es una especie de viaje a la
prehistoria, la prehistoria está viva allí como en ninguna otra parte del
mundo. Y en lo que es la Toscana, el Toledo, el corazón que es Nuovo, que está
allí enclavado en las montañas que es donde se produjo este famoso fenómeno del
bandolerismo sardo que duró hasta hace muy pocas décadas. Pues allí hubo algo
que me llamó mucho la atención y sobre lo que quiero escribir algo. A comienzos
del siglo XIX habían llegado los Saboya, la dominación española se había ido y
representaban entonces la modernidad, tomaron una serie de medidas que a los
campesinos sardos les parecieron disparatadas, entre otras cosas porque les
expropiaron muchas tierras. Entonces se produjo un fenómeno curiosísimo de
anarquismo conservador, de anarquismo reaccionario por así decirlo, como lo soy
yo mismo, Escohotado o Boadella, y ese movimiento, que llegó a ser poderosísimo
y puso en jaque a las autoridades, tenía un grito de guerra que es como se
llegó a conocer el movimiento, “volvamos atrás”. Yo si tuviera que proponer
ahora un manifiesto sería ese. Volvamos atrás, recuperemos el sentido común,
recuperemos las viejas palabras, los viejos valores, las viejas costumbres.
¿Regresar
atrás hasta cuando?
Todos
hemos pensado alguna vez en qué momento de la historia nos hubiera gustado
nacer. Yo lo he pensado en infinidad de ocasiones desde que era joven, y desde
luego el momento de la historia en que más me disgusta nacer es precisamente el
que he nacido. Cualquier momento anterior me hubiera gustado más. Por eso si me
dices a mí —y no lo puedo proponer para los demás— que aparece aquí
Mefistófeles y me dice aprieta botón y vuelves a nacer en el momento de la
historia universal que prefieras: siglo VI antes de Cristo. Es el siglo de Buda,
de Confucio, de Lao-Tsé,
de Zaratustra, de los
movimientos órficos, de Pitágoras, los
presocráticos… Ese es el mejor momento de la historia universal. Todo lo que
sabemos se dijo en ese siglo y desde entonces el mundo está en continua
decadencia.
Respecto
a estas épocas anteriores el consumo de drogas parece haberse centrado en el
aspecto lúdico, se ha perdido la parte de ritual, de experiencia espiritual.
Eso es
gravísimo, el hombre se ha drogado siempre y siempre se drogará. Hasta los
animales se drogan; los monos, los elefantes de Namibia cuando toman bayas
fermentadas del suelo: Hubo hace años una película
deliciosa con esto. Drogarse está en la condición humana.
Cuando follamos nos estamos drogando, el laboratorio interior está produciendo
una serie de hormonas, de sustancias químicas como la oxitocina. Entonces la
droga ha sido siempre un instrumento de éxtasis, para caer en trance, para
encontrar respuestas o aproximaciones a las respuestas de las grandes preguntas
como quiénes somos, a donde vamos, de donde venimos…etc. Y ahora en el mundo
moderno, con la frivolidad que lo caracteriza, primero todas las drogas se
meten al mismo cajón y pasan a ser estupefacientes. Y no tienen nada que ver
las drogas llamadas alucinógenas con los opiáceos, las anfetaminas… son todas
completamente diferentes y de efectos totalmente distintos. El siglo del que
antes hablaba era el siglo de Eleusis, que va desde el siglo VII ac. hasta que
monjes nestolianos fanáticos del siglo IV después de Cristo reducen a cenizas
el viejo santuario iniciático de Eleusis. Todos los grandes espíritus del
paganismo, artistas, políticos, todos ellos habían ido a iniciarse en los
Misterios Mayores de Eleusis, porque como en todos los ritos sagrados había
Mayores y Menores, algo que heredó el cristianismo, pero este quitó el
principio activo de los ritos Mayores, que consistían en la ingesta de esa
misteriosa sustancia, el kykeon, que llevaba a un estado de trance. El uso de
tales sustancias es lo más importante que yo he hecho en la vida. Lo que más me
ha enseñado en la vida han sido las ingestas de LSD, mescalina, peyote,
ayahuasca…
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