lunes, 21 de mayo de 2012

0 We win Champions


Londres pasa por ser una de las ciudades en las que, en palabras de Camba, al viajar, los españoles se convertían en su propia caricatura. Allí fue donde un supuesto héroe hispano se lanzó al Támesis a salvar a alguien que se ahogaba sin reparar en que no sabía nadar y también, con un equipo de allí, marcó Torres al Barça, el delantero que no sabía marcar.

El héroe que según la prensa del progreso no sabía entrenar, que es Di Matteo, sacó a las calles de la rica Chelsea a toda la gente que en Inglaterra no le hace falta el río porque tienen dinero para piscinas. 

-“De una forma mas vistosa o menos, pero hemos ganado”.

Dijo Mata, que es español, Campeón del Mundo y el sábado fue nada. Bueno, fue campeón de Champions, ahora que la Champions no se valora tanto como la Liga (española, inglesa o incluso francesa) porque las eliminatorias y las finales se dirimen por penaltis. Reparemos, llegado el caso, que las Ligas del Barcelona de Pep siempre se ganaron con penaltis e incluso las Champions, cuya pertenencia culé –moral y museística- pasó por birlarle al Chelsea el partido y por ende la orejona, en el que hasta Iturralde hubiera pitado mejor.

Uno, que no es tan viajado como Camba, por aquello de la edad y salvando las distancias, conoce Londres como se conoce Londres: en los pubs oriundos de Victoria Station donde la gente juega al billar y escupe al hablar etílica de cerveza, ironía y prepotencia. Los ingleses, sin embargo, son esa serie de personas capaz de llamarte guarro (“filthy pig”) por evacuar en un árbol en un descampado, sin comparar que en la sociedad española no acostumbramos a evacuar en las fuentes del centro de la ciudad.

Como Inglaterra es Inglaterra y Alemania es la hostia, el sábado se enfrentaron naciones y no clubes, toda vez que los tabloides británicos y alemanes saben que es la única vez que puede cumplirse aquello modificado últimamente, de que el fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre ganan…los españoles. Así Merkel, no dudó el sábado en parar la reunión del G-8 para ver el fútbol sacando esa parte tan humana de Cameron , un ser como un Tardá gritón y de pataleo en el Congreso pidiendo la libertad de Otegi. Era la parte buena del partido, cuando marcó el Bayern, y no preveía con el gol de Drogba por el que no pasan los años.

Con lo que imaginamos que contaba Merkel era con la derrota de Robben, con la que el propio Robben ya contaría por aquello de la costumbre, aunque ni si siquiera la canciller alemana soñaba con el penalti que erró ante Cech que lleva un casco como de boxeador amateur. Para amateur Neuer, que en su humildad respondió a Ramos vía Twitter (donde si no) que para perder finales hay que jugarlas, exactamente lo mismo que en Suráfrica 2010.

-We win wars

Rezaba una chapa que un buscavidas británico nos ofreció en el Chelsea-Atlético de Madrid de hace unos años en el que tuvimos que facturar los goles londinenses en el avión, ya que de tamaño, no nos cabían en el equipaje de mano. La chapa, dolorosamente jactante, iba dirigida a los perdedores de las dos guerras mundiales: los eternamente acomplejados alemas. Se comenta por los mentideros londinenses a los que Camba era asiduo, que la nueva impresión del dichoso pin podría llevar serigrafiado “We win Champions”.

Darío Novo

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