jueves, 17 de mayo de 2012

0 El mundo de los "fanzines"


Cuando se escriba la historia menuda de la comunicación visual en los últimos quince años habrá que reconocer a los fanzines, palabreja dificil de traducir a nuestro idioma y que en inglés resulta de la abreviatura de dos fan's magazine, revista para fanáticos, un papel fundamental en la evolución general de los medios, y, más concretamente, de las formas culturales marginadas por las instituciones oficiales administradoras del saber. Sin los fanzines, sin estos miles de revistas intermitentes y llenas de entusiasmo, gran parte de lo que hoy podamos saber sobre los comics, carteles, cromos, animación novelas populares, telefilmes y otras creaciones hubiera permanecido desperdigado, en poder de unos cuantos eruditos, sin pasar esa mínima pero indispensable frontera comunicativa ofrecida por estos cuadernos, pobres en primores gráficos y editoriales, pero repletos de entusiasmo y dedicación. Los fanzines han cumplido -cumplen aún y seguirán haciéndolo en el futuro- un papel insustituible en la difusión y estudio de una nueva forma de apreciar los productos visuales y la mentalidad que los ha originado. Sin ellos, es muy posible que se hubiera cortado de raíz el movimiento revalorizador originado en el pop, y que se hubiera hundido también con, esta moda, efímera como todas.Los fanzines, en el fondo, de forma insconsciente, nos han hecho replantear las bases culturales de nuestra vida. Desde un sistema clausurado para siempre, en el que todo tenía un sitio, pero nada nuevo podía acontecer, nos hemos encontrado con una variada gama de fenómenos abiertamente contraculturales o, al menos, indiferentes al modelo oficial de saber establecido. Toda aspiración, por tímida que sea, necesita un soporte propagandístico y los fanzines han servido de unión a grupos de aficionados que, sin ellos, no hubieran podido proliferar. España, pese a las dificultades de toda índole -a comenzar por las financieras- ha sido un país muy rico en estas publicaciones, desde mediados de los años sesenta, y no podemos decir que se haya apagado el entusiasmo desde entonces, sino todo lo contrario.
Nos llega ahora El Golem -continuación de Comics Camp, comic in-dedicado a ser «el órgano de expresión de todos aquellos que tengan algo que decir y sirvan a la justa valoración del arte de las historietas. Por estas páginas desfilarán aquellas planchas, artículos, opiniones, entrevistas, que contribuyan o hayan contribuido a mejorar la historieta». Esta declaración de principios que figura en la introducción al número 13, revela, mejor que cualquier comentario, el propósito de sus responsables. Este ejemplar, el último recibido, contiene una espléndida selección gráfica de bocetos de Frank Frazetta, uno de los mejores ilustradores mundiales, junto a estudios imprescindibles como los dedicados a la Escuela Valenciana de dibujantes, la historieta en los barrios, un análisis de Alack Sinner, y otras muchas y valiosas contribuciones.
Antonio Lara/ El País, 23 de julio de 1976

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