lunes, 5 de marzo de 2012

0 Y para sustituir a la International Board ¿quién suena?

Toda vez que Míchel más que sonar retumba para todo lo que se precie (“para parar la reforma laboral, suena Míchel”) ver a Pochettino pasear por el Bernabéu produce en el espectador un mourinhismo light al limón y sin cafeína. De ahí que el abrazo entre Mou y el técnico perico fuera visto por los ojos del vulgo como una señal de buen rollo y complacencia aunque servidor apreció en él el ósculo de los mafiosos en los morros de quien va a ser fulminado en breve. Un beso de la muerte.

Son tres las causas que diferencian un homicidio de un asesinato. Por eso el Madrid asesinó ayer como un Anibal Lecter: premeditación, ensañamiento y alevosía. Desde que el Barça se impuso al Sporting supo que debía vencer y con esas le hizo cinco. Quiso herir y lo consiguió. Pero bien. Por eso Pochettino salió de ayer enfadado y frustrado, por ser fiel a su manera y estilo valiente para terminar como cuando defiendes a tu novia en una discoteca de un maromo que le toque el culo y te comes dos hostias. Lo único que te queda cuando llegas a casa son las marcas –físicas y morales- de la valentía: moratones que en este caso son 3 puntos. Llegados a este punto, Mauricio podría consolarse como única opción con el colega que dio la cara por él y ahora está en el hospital. Se llama Casilla y para ponerle la “p” de portero en mayúscula le falta una “s” y una Copa del Mundo.

Tras estar todo el fin de semana oyendo jartadas económicas de las que se nos escapan -“el modelo económico es posible mediante un cambio social, que va más allá de cualquier reforma económica posible y de la que es indeslindable” me dijo Garzón, que es malagueño y no es juez- uno plantea el fútbol de fin de semana como los bachilleres que abren absortos el libro de Economía. La economización del fútbol –o sea ganar los mayores títulos posibles con el menor gasto, para una optimización del recurso- nos vuelve a llevar al banquillo blanco. Porque imploremos a Mou para observar que las predicciones a largo plazo se cumplen, y nadie duda ahora que habló en el Calderón el nuevo mesías del pepismo (que nada tiene que ver con el tosco madridista), que viene a ser una religión laica ahora que están prohibidos los crucifijos en los colegios pero se permite el enaltecimiento de países donde te defenestran en camisa blaugrana, de la victoria blanca en la Liga. Por eso en Mou hay espíritu de Keynes y hace tiempo que la instancia internacional, fuera borda de Valdanos y gente que no eructa en público, tomó el relevo del economista que siempre fue.

Este fin de semana no solos e había reunido Izquierda Unida con el sindicalismo complaciente para hablar de economía, ni solo Platini bajó a reunirse con Villar al Bernabéu hora que la reunión mantenida con el mensajero Rosell puede hacer llegar al francés las súplicas remitidas por el ente del Mundo Deportivo, sino que también lo ha hecho la International Board, que son otros vividores sin pana ni pancarta, que se sientan a comer para revisar las normas del fútbol.

En palabras de C.Wright Mills, la International Board representa hoy lo que Wright definió Élite del Poder.

Las decisiones tomadas para más adelante –otra comida, suponemos- prohibirán cargarse derbys como el madrileño con un penalti y expulsión para decidir entre la amante y la novia o traerán desde el tenis el ojo del halcón que observará si los balones han acabado de entrar o no terminando, ay, con los dichosos goles fantasmas. La International también dejó para más adelante, la posibilidad de pintar rayas que marquen la barrera ante el temor, suponemos, de que algún jugador se las esnife.

Para conclusión, Winston Churchill que como la Board, también era inglés:

-Nunca tantos fueron manipulados por tampoco.

Y que lo diga, Sir.
Darío Novo

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