viernes, 23 de marzo de 2012

0 Las víctimas americanas de “La bestia” (IX)

Los desaparecidos. Los nadie. Es media tarde, está nublado y la luz, en esos 20 kilómetros de pista forestal que llevan hasta el rancho, se hace casi negra. El cielo plomizo se mezcla con el gris oscuro de unas tierras baldías, en pleno barbecho del cultivo del sorgo, que parecen extenderse hacia el horizonte. No hay árboles. No hay gente. De la sensación de que no hay nada. Uno de los soldados exclama que esas tierras están así de yermas porque están sembradas de cadáveres. Que ahí es imposible que crezca nada. Ya han desenterrado 300 cuerpos de narcomenudistas, traficantes de la competencia o emigrantes ilegales. ¿Cuántos más quedan?
“Los soldados encontraron a los 72 cuerpos de los ilegales amordazados y colocados en fila contra esa pared. Había 14 mujeres. Primero les dispararon en ráfagas y luego les dieron un tiro de gracia en la cabeza a cada uno”, relata Juan Cedillo, periodista de la revista Proceso y corresponsal de la agencia Efe en Monterrey, Puede que 72 muertos más en una guerra contra y entre el narco, que ya ha costado 47.000 víctimas, parezca poco, pero la aparición de estos cadáveres supuso un aldabonazo moral para la sociedad mexicana. ¡Ocurría de verdad! Se les mataba y se les hacía desaparecer en fosas clandestinas. Y solo la suerte de que uno de los emigrantes, ecuatoriano, sobreviviera a la masacre haciéndose el muerto y se encontrara con una patrulla militar después de andar malherido toda la noche evitó que “hubieran sido enterrados en fosas comunes y pasaran a las estadísticas de desaparecidos. Y como son emigrantes centroamericanos, ciudadanos sin rostro, nadie en México se hubiera dado cuenta”, concluye Cedillo.

Jon Sistiaga
El País Semanal, 04.03.2012

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

No queda sino batirse Copyright © 2011 - |- Template created by O Pregador - |- Powered by Blogger Templates