Acaba este año con una buena noticia que no calienta el bolsillo, es cierto; pero sí un rinconcito de la memoria histórica, la de verdad. La que a veces alegra un poco el corazón en el ingrato ejercicio de recordar, en esta infeliz España, lo que fuimos y lo que somos. Y lo hace con un acto de cultura y de justicia: las catorce toneladas de oro y plata de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, arrebatadas por España a la empresa cazatesoros Odissey tras una batalla legal de cinco años, serán custodiadas y expuestas en el ARQUA. No sé si ustedes estarán al corriente de lo que significan esas siglas, aunque deberían. Porque el modernísimo y bien concebido ARQUA es el museo de arqueología subacuática de Cartagena, pero no sólo eso. También es, y con todos los motivos -algún milagro hacemos de vez en cuando, pese a nuestra tradición de chapuzas y desidia-, el gran centro de referencia español en la protección y restauración del patrimonio subacuático, y un fascinante espectáculo abierto al público interesado en saber cómo se desvela esa Historia extraordinaria que tres mil años de naufragios y peripecias históricas hicieron dormir bajo nuestras viejas aguas.
Arturo Pérez-Reverte
XL Semanal
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