“A la mierda Inglaterra,” le dije. “Esto es el centro de Estados Unidos. Esta gente considera que tú los estás insultando brutalmente. Mira lo que pasó anoche, pensé que mi hermano te arrancaría la cabeza.”
Steadman movió su cabeza tristemente. “Pero él me agrada, me pareció un tipo muy honrado y decente.”
“Mira, Ralph,” le dije. “Dejémonos de bromas. Tú le regalaste un retrato horrible. Era la cara de un monstruo. Se lo tomó muy mal.” Me encogí de hombros. “Por qué diablos crees que nos fuimos del restaurante tan rápido?”
“Pensé que había sido por lo del Mace”, le dije.
“Qué Mace?”
Él sonrió. “No te acuerdas que tú le lanzaste Mace al mesero?”
“Maldición, eso no fue nada,” le dije. “Fallé…y de todas formas teníamos que irnos.”
“Pero nos cayó a nosotros,” me dijo. “El cuarto estaba lleno de ese puto gas, tu hermano no podía parar de estornudar y su esposa estaba llorando. Me dolieron los ojos por dos horas. Yo no podía ver lo que dibujaba mientras regresábamos al hotel.”
“Es cierto,” le dije. “Esa cosa cayó en su pierna, no es verdad?”
“Ella estaba enojada,” me dijo.
“Sí, bueno, de acuerdo…sólo imaginemos que la cagamos por partes iguales esta vez,” le dije. “Pero desde ahora en adelante tendremos cuidado cuando haya gente que conozca. Tú no vas a dibujarlos y yo no les lanzaré gas lacrimógeno. Vamos a relajarnos y a beber.”
“Claro”, dijo. “Seremos nativos.”
Hunter S. Thompson
Scanlan's
Monthly,1970
0 comentarios:
Publicar un comentario