Puñetazos por una bandera roja
Muchos militantes o simpatizantes de izquierdas de los
años de la transición recuerdan perfectamente que los miembros de esos partidos
y sindicatos les persuadían de que no llevasen banderas rojas ni tricolores a
los mítines ni las manifestaciones, y cuando no lo conseguían recurrían a los
palos para ablandar la mollera de los cabezotas.
En un artículo sobre la memoria histórica y las ganas
de desenterrar a García Lorca (Ideal de
Granada, 18 de septiembre de 2008), el profesor José Vicente Pascual narra cuál
fue el comportamiento de la izquierda, incluso de Santiago Carrillo, hasta el
23-F:
No me equivoco, porque tengo memoria, si recuerdo que esa
izquierda agotó las existencias de colgadura y banderas rojigualdas al día
siguiente del intento de golpe de Estado de Tejero. Llevaban encima "la
estanquera" hasta para ir a la compra. Daba gusto oír a Santiago Carrillo
clamar "viva España" al final de sus mítines en aquel tiempo. Aquí se
perdona y se olvida cuando conviene, no cuando se debe.
También recuerda que un matón de Comisiones Obreras le
atizó por llevar una bandera roja en un acto de un Primero de Mayo:
A un servidor ya le partieron la cara una vez, por sacar
una tricolor un primero de mayo, y el energúmeno que casi me deja tuerto no
llevaba uniforme gris ni camisa azul, sino brazalete de Comisiones Obreras.
Otra hostia no van a colocarme, eso lo tengo bien claro. Ni otra vez van a
engañarme.
El periodista de izquierdas Alfredo Grimaldos ha contado
historias parecidas. Así, en una entrevista este mismo año dijo:
En 1977, cuando los legalizan, [los comunistas] asumen la
bandera monárquica y a partir de ese momento la consigna es reprimir la bandera
republicana. Conservo todavía una bandera republicana rota por varios trozos
por los servicios de seguridad del PCE.
En otra entrevista, realizada en 2004, explicó que los
militantes comunistas, disciplinados como miembros de la Cheka, cumplían las
órdenes del Politburó de arrebatar banderas tricolores y rojas a los
asistentes:
Recuerdo perfectamente la cara de algunos viejos
militantes comunistas cuando se veían obligados, por disciplina de partido, a
enfrentarse, en el año 77, con quienes desplegábamos las banderas republicanas
en las manifestaciones aún ilegales.
Ya sabemos que Felipe González, Alfonso Guerra y
Santiago Carrillo dieron órdenes de arrancar las banderas inconstitucionales
antes de la Constitución. Ahora nos gustaría saber si Cayo Lara, Gaspar
Llamazares, Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano eran de los que las cumplían.
Pedro Fernández Barbadillo
Libertad Digital
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