En el salón con aire acondicionado, conocí a un hombre de Houston que dijo que su nombre era algo que no entendí—“pero llámame Jimbo”—que estaba aquí para pasarla bien. “Estoy listo para cualquier cosa, por Dios!”. Para cualquier cosa. Qué estás bebiendo?”. Yo había ordenado un Margarita con hielo, pero él no quería oír hablar de eso: “No, no, qué tipo de trago es ése para el Derby de Kentucky? Qué te sucede, muchacho?.” Él sonrió y le hizo un guiño al encargado del bar. “Maldita sea, vamos a educar a este muchacho. Tráele un poco de buen whisky”.
Me encogí de hombros: “Ok, un Old Fitz doble con hielo” Jimbo asintió con entusiasmo.
“Mira”. Él me cogió del brazo para estar seguro de que yo estaba escuchándolo. “Yo conozco a la gente del Derby, vengo cada año aquí, y déjame decirte una cosa que he aprendido-esta no es una ciudad en que puedas darle a la gente la impresión de que eres un marica. Mierda, ellos te atropellarán en un minuto, te golpearán en la cabeza y te robarán cada centavo que traigas en los bolsillos”
Le agradecí mientras guardaba un Marlboro en mi cigarrera. “Hey”, dijo, “tú pareces estar dentro del negocio de los caballos, cierto?”
“No”, le dije, “Soy fotógrafo”.
“Ah sí?”. Miró mi gastado bolso de cuero con interés. “Es eso lo que tienes dentro—cámaras? Para quién trabajas?”
“Playboy”, le dije.
Se rió. “Bien, maldita sea! De qué vas a tomar fotos aquí—caballos desnudos? Ja!. Sospecho que tú tendrás que trabajar muy duro cuando ellos corran en Kentucky Oaks. Esa carrera es sólo para yeguas”. Volvió a reírse salvajemente. “Claro que sí! y todas ellas estarán desnudas!”.
Moví mi cabeza sin decir nada; sólo lo observé un segundo, tratando de parecer preocupado. “Habrá problemas”, dije. “Mi trabajo es tomar fotos de las protestas”.
“Qué protestas?”
Dudé, haciendo girar el hielo en mi vaso. “En la pista. El día del Derby. Las Panteras Negras”. Lo miré de nuevo. “No leíste los periódicos?”
La sonrisa de su rostro se desvaneció. “De qué mierda estás hablando?”
“Bien, quizás no debería decírtelo…”. Me encogí de hombros. “Pero demonios, todo el mundo parece saberlo. La Policía y la Guardia Nacional se han estado preparando por seis semanas. Hay 20.000 soldados en alerta en Fort Knok. Ellos nos han advertido—a la prensa y los fotógrafos— que usemos cascos y ropas especiales, por ejemplo chalecos antibalas. Nos dijeron que esperaban tiroteos…”
“No!”, gimió; sus manos se agitaron y quedaron suspendidas por un momento entre nosotros, como si trataran de evitar lo que había escuchado. Después golpeó su puño contra la barra del bar. “Esos hijos de puta! Dios todopoderoso! El Derby de Kentucky!”. Movía su cabeza desesperadamente. “No! Jesús! Es demasiado horrible para creerlo!” Ahora parecía estar hundiéndose en la banca, y cuando me miró sus ojos estaban llorosos. “Por qué? Por qué aquí? Ya no respetan nada?”
Me encogí de hombros. “No sólo son las Panteras- El FBI dice que autobuses llenos de blancos desquiciados han venido de todo el país—para mezclarse con la multitud y atacar al mismo tiempo, desde todas las direcciones. Ellos se vestirán de forma normal, como cualquier persona. Tú me entiendes—abrigos y corbatas y todo eso. Pero cuando los problemas comiencen…por eso es que la Policía está tan preocupada.”
Hunter S. Thompson
Scanlan's Monthly,1970
0 comentarios:
Publicar un comentario