martes, 6 de marzo de 2012

0 Juego sucio en los Busby Babers (IV)

Acudió tanta gente al siguiente partido que se celebró en el Old Trafford, el estadio del Manchester United, que se agotaron las localidades. Millares de personas se quedaron a las puertas y, sabiendo que no podían entrar, guardaron silencio, algunas incluso lloraron inconteniblemente; todas apoyaban a su equipo para que ganase. Bill Foulkes, uno de los pocos que salió del desastre aéreo por su propio pie, capitaneó el equipo de aquel día. Unos años mas tarde escribiría: “ Es curioso que, a pesar de no haber pensado más que en los chicos y de haberlos echado tanto de menos hasta el momento del partido, cuando empezó el partido, lo único que tenía en la cabeza era que había que ganar”.
Aquel día lo que quedaba del equipo logró la victoria. Volvieron a ganar una y otra vez, hasta que, en la primavera de ese mismo año, contra todo pronóstico, se clasificaron para la final de la Copa de la FA, el torneo más importante de Inglaterra. El emblema que llevaban los jugadores en la camiseta era una pequeña ave fénix: resurgirían de sus cenizas. La final fue contra otro equipo del norte, el Bolton, y prácticamente todo el país aclamó al United cuando, para su gran desolación, perdió por 2 a 0. Fue el comienzo de una historia de amor que se ha perpetuado en Inglaterra y se ha extendido a todo el mundo, a lo largo de once campeonatos de liga, nueve copas de la FA y tres títulos europeos, con el auge y la caída del superdotado George Best, el voluble Eric Cantona y el incansable Bryan Robson. Sin embargo los equipos que conquistaron el corazón de los ingleses son los que se formaron en los años posteriores al accidente de Múnich. Sus jugadores eran los más queridos; eran los campeones…y algunos, una estafa.
Declan Hill
Juego Sucio. Fútbol y crimen organizado

Bolton, campeón FA Cup 1958

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

No queda sino batirse Copyright © 2011 - |- Template created by O Pregador - |- Powered by Blogger Templates