sábado, 12 de noviembre de 2011

0 La espiral del silencio

La posibilidad de que el socialismo haya estado gobernando siete años, siete, reside bien en el pucherazo o bien en la mentira tantas veces dicha convertida en verdad.

-A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre.

Tal que así.

Solo con esa explicación barojiana del concepto político-social podemos entender los años de suplicio del puño y de la rosa. Pregunte a quien pregunte, nadie les votó. Y así nos va.

Total, que el miedo a no ser progre en “una sociedad tan dictatorialmente progre como la nuestra”, en palabras de Ruiz Quintano, conduce a la espiral del silencio definitoria como el miedo a la marginalidad, que supone darle los votos a quienes de manera intermitente llegan con intención de destrozarlo todo ¿Es el sentido del hombre-masa orwelliano el que llevó a cientos de convecinos a votar lo que hacía el resto? ¿Serían capaces de saltar al inmenso pozo si la de los rulos del primero lo hiciere también?

No es esta paradoja original en la España cotidiana. Ocurre también con cadenas que nadie ve y gente a la que no nadie conoce, aunque ello no impide que tales vivan de la sopa boba. Llegada la hora de la verdad, semejante analfabeta icónica que manda a comer ave a su hija, sería más representativa que IU en el Congreso. A falta de I+D+i, encuestas para la tropa.

Al grano. Que nadie ve Telecinco y que solo se consumen documentales de La 2. O sea las encuestas mienten.

-Everybody lies

En consecuencia, el doctor House tenía razón y de la mentira hace el español su capa un sayo ofreciendo el protectorado redentor que supone alistarse en la masa de la que todo el mundo fue culpable al haberles votado. Curioso comportamiento social y espiral-silencioso el patrio. A mí que me marginen.
Darío Novo

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