miércoles, 7 de septiembre de 2011

0 Crónica de la 16ª etapa: Villa Romana La Olmeda-Haro

Malabaristas al sprint
Haedo se impone en una llegada con una rotonda a 300 metros de meta que causó estragos. Caída de Purito que tomará hoy la salida.
            Se comenta que el año que viene una de las pruebas de la Vuelta puede consistir en malabares en un monociclo. Será una prueba de habilidad que hasta ayer, era lo único que podríamos librar de la competición española. Solo así podremos entender el que en una de las cuatro llegadas a sprint de la ronda se coloque una rotonda a 300 metros de meta para desviar a los vehículos de las bicicletas rompiendo así el poco encanto que le quedan a estas jornadas de transición entre Anglirus y montaña en el País Vasco. Resulta incompresible también que ni una persona de la organización fuera capaz de cerrar esa entrada tras el paso del director de carrera o más aun que nadie señalizara con banderas por donde tenían que pasar los ciclistas con el sprint ya lanzado rumbo a la meta.
            Así las cosas Haedo se impuso en un sprint que casi no lo fue. No sabremos nunca si fue porque desde su posición privilegiada de lanzador vio por donde se desviaban los coches, si había estudiado el libro de ruta o si en otra vida fue artista circense del malabar y la bici de una rueda. Por detrás de él venía con la caña Peter Sagan quien le ha cogido gusto a la Vuelta y a quien llegados hasta aquí es posible que le guste Madrid; bien sea para comprarse una casa o levantar los brazos el domingo. Ayer la suerte se lo impidió y a pesar de su corrección a varios kilómetros por hora de velocidad sobre las dos ruedas que a cualquiera de nosotros nos hubiera costado convertir la bicicleta de carretera en mountain bike sobre la rotonda, no pudo ser. Zafó de tal manera la salida de coches que no supimos si se trataba de un ciclista o una bola de pinball.
Caída de Purito
            Para completar la mala suerte de Joaquim en esta Vuelta sólo le faltaba la caía y así fue. La carrera se lanzó casi a 70km/h  y entonces el sonido de hierros cruzados y huesos contra el suelo nos recordó donde estábamos. La caída surgió en la zona más peligrosa, el medio del pelotón, y Joaquim acabó entre los tristemente elegidos. Le vimos agarrado al coche médico doliéndose de muñeca y cadera (¡maldita!) y arropado por tres fieles escuderos hasta en las malas que le llevaron a meta. Después entre batas le confirmaron que no había rotura y tomará la salida. Con la velocidad , las caídas y la rotonda final el grupo se partió por lo que Cobo arañó dos segundos a Froome y Wiggins que saben a gloria. Y es que siempre estuvieron bien colocados los bisontes.
Darío Novo
@Dario_Novo

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