[…] Otra mujer, Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Prensa, explica que vivimos el “periodismo low cost”, periodismo sin periodistas, periodismo precario, periodismo de zafarrancho, con sangría de puestos de trabajo, rebaja de salarios, adelgazamiento de las redacciones. Además de la amenaza de la multifunción, la multitarea. Elsa añade: “Atrapados por la crisis hemos caído en la trampa de apearnos de la ética y mostrarnos vulnerables ante los políticos, quienes se aprovechan de esa debilidad para no responder a nuestras preguntas”.
Antes nos acusaban de bribones, un adjetivo que desde La Celestina quiere decir pícaro o travieso. La duquesa de Alba y Max Weber aún veían al periodista como granuja. Dice Weber que el periodista transita por los salines de los poderosos de la Tierra en aparente pie de igualdad con ellos y con frecuencia en medio de una adulación originada por el miedo que se le tiene y, apenas sale por la puerta, el anfitrión se disculpa ante sus íntimos por su trato con los “granujas de la prensa”.
Ahora el veredicto ha empeorado: falta de ética, sectarismo. Incumplimos el mandamiento de la Huffington y no combinamos ni dos fuentes: o llamamos a la de Ferraz o a la de Génova; así ocurre que cada uno de nosotros tenemos toda la razón, mezclada con la soberbia, que sigue siendo la estrella de nuestros pecados.
Raúl del Pozo
Florece el polvo/El ruido de la calle
El Mundo,19/10/2011
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