viernes, 13 de abril de 2012

0 La iglesia de Google (V)


El debate sobre Google Book Search es esclarecedor por varias razones. Revela lo mucho que queda por recorrer para adaptar el espíritu y la letra de la ley de derechos de autor, en particular sus disposiciones sobre un uso justo, a la era digital (el hecho de que algunas de las empresas editoriales que son parte en la demanda contra Google también sean socios de Google Book Search da idea de la turbiedad de la situación actual). También nos dice mucho acerca de los ideales de altos vuelos que pregona Google y los métodos arbitrarios que a veces usa para su consecución. Un observador, el abogado y escritor de temas tecnológicos Richard Koman, argumentó que Google “se ha convertido en un verdadero creyente en su propia bondad, creencia que justifica su propio conjunto de normas relativas a la ética corporativa, la lucha contra la competencia, el servicio al cliente y su lugar en la sociedad”.
Lo más importante de todo lo que esta controversia pone de manifiesto es que los libros del mundo se van a digitalizar, y que es probable que el proceso se produzca rápidamente. La polémica respecto a Google Book Search no tiene nada que ver con la sabiduría de digitalizar libros impresos en una base de datos; tiene que ver con el control y la comercialización de dicha base de datos. Tanto si Google acaba siendo el único propietario de lo que Darnton llama “la biblioteca más grande del mundo” como si no, dicha biblioteca va a crearse; y sus volúmenes digitales, alimentándose a través de la Red de todas las bibliotecas en la Tierra, suplantarán con el tiempo muchos de los libros físicos almacenados en estantes. Los beneficios prácticos de convertir los libros impresos en algo “detectable y examinable online” son tan grandes que es difícil imaginar que alguien se oponga a la iniciativa. La digitalización de libros antiguos, así como de pergaminos antiguos y otros documentos, ya está abriendo nuevos e interesantes caminos a la investigación de nuestro pasado. Algunos prevén “un segundo Renacimiento” de descubrimientos históricos. Como dice Darnton: “Hágase la digitalización.

¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Superficiales
Nicholas Carr

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