miércoles, 28 de marzo de 2012

1 APOEL 0-R.Madrid 3: Marcelo ilumina el camino

                Corrían aguas turbulentas en las filas merengues tras la ley del silencio impuesta por el club (¿?)y la tensa rueda de prensa de Mourinho previa al partido. No ayudó (al menos a priori) a calmar las aguas la alineación que presentó en el campo el entrenador luso. Dos sonadas novedades en el once. Una, más por la ausencia que arrastraba (Marcelo) que por su recambio (Coentrao). La otra, la titularidad de Sahin, acostumbrado a ver los partidos desde la barrera, para suplir la baja por acumulación de amonestaciones de Alonso. Granero se quedó en el banquillo castigado y con tarea pendiente: “No volveré a cometer una falta al borde del área en los minutos finales”. En ataque, el frente de caballería al completo: Özil, Ronaldo y la dupla Higuaín-Benzema, que tienden a quererse cuando juegan juntos.
                La primera parte transcurrió bajo un ritmo lento. El equipo chipriota tenía claro que su objetivo era dejar la puerta a cero y esperar a una contra o alguna falta al borde del área que hiciera temblar las piernas de los madridistas y el corazón de Casillas. Sin ejercer una presión excesiva, se limitaron a jugar ordenados en defensa, con los once jugadores en campo propio y cerrando todas las vías de ataque blancas.
                El equipo madridista era incapaz de deshacer el embudo. Fue dueño y señor de la posesión pero sin crear excesivo peligro. Durante toda la primera parte fue un equipo previsible en ataque y demasiado estático. Sahin, al que todo el mundo miraba con lupa, cumplió en el centro del campo. Qué bien le vendría al equipo que el turco llegase a ser lo que de él se espera. Veremos si a partir de ahora disfruta de continuidad. Coentrao, sin embargo, no era capaz de hacer olvidar a Marcelo. Hasta ahora, cuando veíamos al portugués lo primero que nos venía a la mente eran los treinta millones de euros de su traspaso. Ahora, aparte de eso, nos lo imaginamos fumando. Su aportación en ataque fue discreta y en defensa nunca se vio exigido, al igual que el resto de la zaga. El equipo se mostraba espeso en ataque. Ante una defensa tan poblada Higuaín estuvo desaparecido y Benzema, que dada su habilidad para combinar en espacios cortos es más jugador para este tipo de partidos que el argentino, tampoco estuvo muy afortunado. Para más inri, desaprovechó una clara ocasión casi a puerta vacía tras una impecable asistencia de Sahin, que de haberla convertido habría dado alas al turco. Así transcurrieron los minutos hasta llegar al descanso. No le vendría mal a este equipo de cara al próximo año un centrocampista con presencia tanto en defensa como en ataque que pueda sorprender con lanzamientos desde la frontal del área. Aquello que Mourinho denomina “box to box” y que en teoría debía ser Khedira, el cual se ha quedado sólo en “box”.
                Lo que estaba claro es que el Real Madrid necesitaba un cambio. No hacía falta ser un lince para darse cuenta que el equipo estaba atascado, y ante la ya prolongada ausencia de Di María qué mejor desatascador que Marcelo, el jugador más impredecible de la plantilla y uno de los más dotados técnicamente. Tras los primeros quince minutos de la segunda mitad, en los que todo transcurrió como en el primer acto, Mourinho dio entrada al mencionado Marcelo y a Kaká en sustitución de Higuaín y del pasivo (fumador) Coentrao. Un nuevo horizonte se abrió entonces con los cariocas en el campo.
                Como era de esperar, el equipo se hizo mucho más incisivo y vertical desde el costado izquierdo, espoleados por un gran Marcelo. En el minuto 75, cuando el Apoel empezaba a soñar con el 0-0, llegó el primer tanto, obra de Benzema. Marcelo abrió el balón a la banda izquierda para que Kaka sirviese un gran centro a la cabeza del nueve blanco.
                A partir de ese momento el cuadro chipriota bajó los brazos y empezaron a surgir los espacios. Primero Ronaldo (más generoso que de costumbre) y a continuación Özil probaron a Chiotis, que con sendos despejes evitó el gol. Al minuto, Marcelo se disfrazó de Laudrup para asistir con una preciosa vaselina a Benzema, que no supo definir ante el portero. Fue Kaká quien sentenció el partido tras pase de la muerte de un Marcelo ya desatado, que hasta cayéndose fue capaz de asistir. Imagino a esas alturas el ego de Mourinho henchido a más no poder, pues se sentirá decisivo con los cambios. Tan satisfecho debió quedar con su obra que levantó el castigo a Granero y entró al campo en los minutos finales en sustitución de un más que correcto Sahin. Para rematar la fiesta, Benzema redondeó el marcador tras una sutil asistencia de Özil.
                Nunca sabremos si el partido habría transcurrido por los mismos derroteros si Marcelo hubiera sido de la partida. Lo que está claro es que “el doce” es un jugador diferente. Junto a su compatriota Dani Alves es, posiblemente, el lateral más desequilibrante del mundo. Prescindir de su calidad es un lujo demasiado peligroso, y ya son bastantes los partidos decisivos que ha visto desde el banquillo. Habrá quien le discuta su escaso rigor defensivo, pero su aportación en ataque es tan determinante que deja en migajas los despistes que pueda cometer en defensa, aunque siempre habrá alguien que recuerde con precisión en qué partido y ante qué jugador dejó su espalda desguarnecida. Un lateral más disciplinado podrá ofrecer mayor seguridad defensiva, aunque nunca estará exento de cometer errores, pero lo que nunca podrá es desatascar un encuentro y sentenciar una eliminatoria como anoche hizo Marcelo. El talento no se entrena, se tiene o no se tiene. Y a Marcelo le sobra.

Juan José Poderoso
@jjpoderoso

1 comentarios:

  1. Gran crónica Sr. Poderoso, muy deacuerdo con todo lo que comenta. Espero que Mou, se haya dado por fin cuenta de que prescindir de Marcelo es un sacrilegio y más viendo que su sustituto tp es que sea Maldini cerrando...

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