domingo, 6 de febrero de 2011

0 Barcelona - Atlético de Madrid: Messi bien vale un record

Noche con sabor a clásico la que se vivía ayer en Barcelona con la visita del Atlético al Camp Nou. Un Atlético en pleno proceso de auto-destrucción, perdiendo objetivos a medida que avanza la temporada e inmerso en el enésimo proceso de reconstrucción, y ya van 24 desde aquel infausto año 1987, reservado para el periodo estival. Delante del Atleti ni más ni menos que el Barcelona, el único equipo que se atreve a retar a la excelencia en cada partido, el bloque campeón del Mundo con la guinda preciosista de Messi, el conjunto que en la noche de ayer se proponía romper el récord del otro gran equipo de la historia del fútbol nacional, el Real Madrid de Di Stefano. Casi nada.
Si los objetivos que persiguen ambos equipos parecen argumentos poco sólidos para entender la diferencia de ayer, Quique lo puso aún más fácil, probó por enésima vez una defensa experimental, tan experimental que en ella formaban un ex-jugador como Antonio López y un misterio de Fátima como es Valera. Relegó a Forlán a la banca, a pesar de que el uruguayo se empeñe en demostrar que su nivel es de banquillo dada las alternativas no parece la mejor solución, para acabar formando un mediocampo con un Filipe correcto, un Assunçao desbordado, un Tiago desfondado (su físico dura menos que el de Falete en una maratón) y un Reyes navegando en el universo paralelo que suele transitar con frecuencia. ¿Y el banquillo? Aparte del ya mencionado Forlán, un Domínguez totalmente aislado y los dos rutilantes fichajes invernales de la factoría Disney Pitarch muertos de risa, cabe recordar que entre los dos jugadores se ha invertido 12 millones de euros, un olé a la gestión de Gil y Suso. No, no me he olvidado de Fran Mérida, desaparecido ayer , cosa que parecía más que obvia, puesto que si el argumento de Quique para borrar al Barcelona era que Fran Mérida acaparara el balón, el Barcelona acabó borrando del mapa al joven mediapunta.
El partido en sus primeros compases confirmó que el guión escrito no se iba a mover un ápice, el Barcelona amasó el balón, tranquilo de que el gol era cuestión de tiempo, mientras que el Atleti se dedicó a achicar el agua como podía rezando para que la tormenta se desencadenara más tarde que temprano, pero la tormenta iba a llegar sí o sí.
Con un Xavi Hernández imperial otra vez, con un Iniesta moviéndose en el alambre como el sabe, con Pedro hiperactivo y sobretodo con un Messi superlativo, maravilloso e imparable, las opciones del Atlético quedaban reducidas a cenizas. La primera ocasión llegaba con un magnífico pase entre líneas para el argentino, que tras regatear a De Gea se encontró con Godín bajo palos, la jugada había quedado anulada por una falta a Ujfalusi que solo el linier observó, pero dejó a las claras que Messi esa noche tenía hambre y que mejor banquete que la gelatinosa defensa del Atleti.
LLegados al minuto 16 el primero de la noche, Messi recibe en su zona de influencia y con una facilidad magistral se zafa de Filipe y Assunçao para batir a De Gea por bajo, jugada "Made in Messi" y ventaja para el Barcelona, merecida y esperada.
Tras el primer tanto en el marcador nada cambió, Messi omnipresente protagonizó otra clara ocasión, esta vez a pase de Dani Alves, el disparo que buscaba el palo largo se marchó por muy poco.
¿Y el Atleti? Pues simple y llanamente contento con la situación, que en el minuto 25 fuera perdiendo 1-0 no era la peor de las catastrofes imaginables, asique si la cosa iba solo mal, para que forzar con el riesgo de que empezara a ir muy mal, es triste, pero es así el Atlético salió a buscar el resultado corto en contra dado que la cosa no está para más.
Después de más dominio del Barcelona llegó el segundo tanto, rondando el minuto 30, otra vez Messi, esta vez en jugada combinada, Busquets buscó a Pedro entre líneas y el canario encontró a Leo que tras recibir la ayuda de rigor de Antonio López, primero llega tarde demostrando su estado de forma y luego desafía a las leyes físicas intentando despejar a banda, batió a De Gea suave y por abajo. 2-0 con un Barça en cuarta marcha sabedor de que si era necesario poner la quinta o la sexta la pondría sin problemas, pero consciente también, de que el rival que tenía enfrente gripa en segunda.
El primer acto moriría con un disparo envenando de Villa desde el perfil izquierdo y una falta criminal de Dani Alves, tan buen jugador como mal deportista, a Sergio Agüero. Tiago sacó dicha falta sorprendiendo a Valdés, Tiago no cayó en el detalle de que Turienzo andaba apuntando la tarjeta, gol justamente anulado. Y colorín colorado, el primer acto ha acabado.
El segundo tiempo trajo la salida a la cancha de Forlán, pero nada cambió ni hubo un atisbo, el Barça siguió dominando al trote y el Atleti disimuladamente contento con el resultado se limitó a ver pasar los minutos con relativo alivio. Lo intentó Filipe tras una buena combinación en ataque, pero Piqué bajo palos repelió el disparo, lo intentó también Pedro en el otro área enviando su disparo a la parte externa del palo, lo intentó el Guaje pero solo encontró el camino del gol el elegido, Leo Messi, esta vez con un punto de suerte, tras un rechace de Villa, se encuentra el balón y bate a placer. 3-0 y triplete de Messi que firmó su tanto 24, brutal, sencillamente brutal.
El partido moría con un cabezazo de Godín que se marchó por poco, con la agradable actuación de Koke, con la misteriosa actuación de Elías que todavía no sé dónde juega y con el Barça dando descanso a los dos genios del centro del campo.
Así se llegó al final del partido, partido plácido para el Barcelona, no humillante para el Atleti, que fue el espectador pasivo en la consecución de un récord, merecido para un equipo soberbio y un jugador estratosférico, que no sabe donde tiene su techo, ni cuando acabará, pero el tiempo que dure será una delicia para el fútbol. El Atlético también tiene una cosa en común con este Barcelona, no sabe donde esta su techo, si encima de sus cabezas o por los suelos, eliminado de las dos competiciones coperas, con la Champions cada día más lejos, un equipo descompuesto y con el triste consuelo de luchar la séptima plaza y para acabar el drama con un entrenador cuya cabeza comienza a correr peligro. Vamos, lo que se dice un auténtico show, pero que no sorprenda esto a nadie, desde hace muchos años, el show se repite año tras año y las responsabilidades se diluyen, pero, This is Atleti.
A.Briega

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