A bote pronto el
currículum de Trappatoni asusta. El
italiano marca por victorias su vida de 73 veranos, y es al fútbol italiano lo
que Caruso al canto. Quizá más
desconocido sea su fugaz paso como seleccionador de El Vaticano.
“Catenaccio en
El Vaticano”
Gritó Miguel Ángel Paniagua toda vez que se
enteró de que el italiano sería el encargado de dirigir el único partido
oficial de un equipo conformado por curas y seminaristas que se enfrentó a un
combinado monegasco, el cual le venció por dos a uno. Al margen del dato
curioso y meramente estadístico -100% de derrotas-, la frase de Paniagua ilustrará a la perfección lo
que será el planteamiento de Irlanda, que lo fue de El Vaticano, antes del
Inter y antes de la Juve.
Trappatoni
es fiel a un estilo casi conceptual, apelado al cerrojazo y publicitado a modo
de extranjerismo como “catenaccio”. E inamovible. El veterano entrenador ha
apelado a su compatriota Di Matteo y
planteará sobre el césped un Chelsea (salvando las kilométricas distancias) que
no juega finales, pero para el que la publicitación de lograr algo ante España
le es suficiente copa. Estado éste, el del césped, que ha preocupado a ambos
bandos de los que se dirimirán hoy en la contienda puesto que el de Gdansk es
el único verde del campeonato que se levanta al paso del balón. A Trappatoni le interesa tanto la
velocidad del mismo para el contragolpe como a España la necesidad imperiosa de
balón circulando rápido, por lo que el italiano ha propuesto una solución
draconiana: si no llueve, que rieguen el césped. Digo esto porque lo que
parezca fácil para el lector, no ha de serlo necesariamente para la UEFA.
Keane
y el secretismo
Las miradas a Irlanda
irán puestas en el veterano Robbie Keane.
Es, de lejos, el jugador con más calidad de los del escudo del trébol,
habilidoso y valiente. Un líder. Trappatoni
no modificará el equipo por dos sencillas razones: no hay más equipo que el que
se enfrentó a Croacia y nunca modifica sus planes. Nunca es nunca. En torno a
España se ha creado un debate del 9 que las casas de apuestas han aprovechado.
Estas le darían la titularidad a Torres
aunque el hermetismo del Marqués es total y ya no existe la distracción del
peto díscolo que descolocaba a periodistas y afición que acudían a los
entrenamientos. Para muestra un botón. El propio Cesc no supo que estaría en la titularidad hasta la charla técnica
previa al partido ante Italia. Del Bosque
lo explicó en rueda de prensa con una sencillez de quinceañero: “quien sea titular se lo contará a sus padres
y ellos a sus primos. Y sus primos a sus amigos y así lo sabrá todo el mundo”.
Dicho lo cual solo
podemos contar con las especulaciones que ofrezca la lógica. Juanfran por Arbeloa, por ejemplo, puesto que el del conjunto blanco cuenta en
sus haberes con una amarilla. Y Llorente,
en caso de que el partido se ponga feo y haya que rematar, acompañado por las
bandas de “colgadores” como Navas o Pedro. Será una tarde de transistor y
Twitter para darnos cuenta de la alineación a las 19.00, cuando hayan de ser
oficiales. De Trappatoni, en cambio,
lo sabemos todo, incluso que cambió el crucifijo por un trébol. Que fue campeón
de Europa y de unas cuantas cosas más. Y que no puede dejarnos sin la tercera.
Darío Novo
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