España volverá a asomar por tercera vez consecutiva en una semifinal de un gran torneo. El equipo nacional, en un partido aburrido, venció sin mayores problemas a una Francia desdibujada. El temor de Blanc a España, muy criticado en el país vecino, hizo que el entrenador galo presentara una alineación conservadora, diferente a lo visto durante la fase de grupos. Confió en Reveillere y Debuchy a la hora de tapar las subidas de Alba, mientras que en el centro, Francia se blindó con M´Villa, Malouda y Cabaye. Los grandes damnificados fueron los polémicos Nasri y Alou Diarra, con la sombra del escándalo de 2010 sobrevolando. En España nada cambió, Del Bosque volvió a repetir con Cesc en punta, escoltado por una legión de mediocampistas. Ayer, el premio fue para la constancia táctica, las críticas para la revolución conservadora.
Los primeros compases del partido siguieron la misma tónica. España atacacaba, sin mucha convicción, a un rival arropado sobre una defensa superpoblada. Esta vez fue más agresiva la Roja. Apoyada sobre Xavi Hernández, el cual protagonizó sus mejores minutos en el torneo, España rondaba la portería de Lloris. En el bando galo, apenas Benzemá, solitario y abandonado a su suerte, inquietaba un par de veces.
Con el partido entrando en el característico ritmo anodino propuesto por España, y aceptado por sus rivales, llegó el primer gol. Una cabalgada imperial de Jordi Alba, en la que destrozó a Debuchy, levantó la cabeza, y asistió, fue aprovechada por Xabi Alonso. El tolosarra en posición franca no perdonó con un buen cabezazo. No se que pensaría Rakitic al ver el gol, lo que exclamó Bilic se escuchó en lo más profundo de España.
La ventaja reafirmó a España en su planteamiento. El primer objetivo estaba conseguido, ahora le tocaba mover ficha a Francia. Pero a pesar de las deficiencias claras en el juego, Blanc no quiso mover nada, por lo que nada cambió.
El segundo tiempo se inició con un escenario muy parecido al visto en el primer tiempo. No cambió un ápice el partido hasta el baile de cambios. Cuando Blanc se decidió a poner caviar, Del Bosqueintuyó las posibles roturas en el sistema defensivo francés poniendo en liza a Pedro y Torres. Se marcharon Iniesta y Silva, inéditos ayer. Lo que sería una noticia fatal para cualquier selección del mundo, para España es un signo de grandeza. Vencer a Francia con tus dos estrellas desaparecidas, es consecuencia de la estrella que paseas por todo el mundo.
Cuando se consumían los minutos, y la eliminación de Francia, los galos se lanzaron a probar aCasillas. El insistente Ribéry comenzó a buscar Arbeloa, impecable en defensa ayer. Pero los del gallo no dieron sensación de peligro alguno.
Antes de que el partido muriera, Pedro hizo una de las suyas. El canario aprovechó sus primeros minutos en la Eurocopa ofreciendo lo que sabe, electricidad a raudales. Con un estado físico propicio, gracias a su sucesión de lesiones durante la temporada, Pedro entra por méritos propios en la libreta del “Plan B” de Del Bosque. Forzó un penalty tras pase de Cazorla, para que Xabi Alonso pusiera un broche de oro a su centenario.
Finalizó el partido con la victoria española. Merecida, tanto por la cobardía francesa, como por la interesante propuesta española. Espera en semifinales la Portugal del “Bicho”, que está completando una Eurocopa brillante. El recuerdo del Mundial 2010, con Llorente destrozando su defensa, planea sobre los portugueses. Es cierto que España no está ofreciendo una versión mejorada de si mismo, queCR7 viene lanzado, pero la madurez alcanzada por una selección campeona como la española, le otorga ese poso de tranquilidad a la hora de afrontar el partido. Vienen curvas desde Portugal.
A.Briega
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