Lo irónico del esfuerzo
de Google por aumentar la eficiencia de la lectura es que empieza por socavar
un tipo de eficiencia diferente que la tecnología impresa suponía para el hecho
de leer…y para nuestra mente misma. Al liberarnos de la lucha por descifrar el
texto, la forma que la escritura llegó a tener en una página de pergamino o papel
nos ha permitido convertirnos en lectores de profundidad, dirigir nuestra
atención y nuestra capacidad cerebral a la interpretación del significado. Con
la escritura en la pantalla, sigue siendo posible descodificar el texto con
rapidez –de hecho leemos más rápido que nunca-, pero ya no estaos orientados
hacia una comprensión profunda y personalmente construida de las connotaciones
del texto. Por el contrario, nos dejamos arrastrar a toda prisa hacia otro
fragmento más de información relacionada, y luego a otro y a otro más. La
extracción aislada de “contenido relevante” sustituye a la excavación lenta en
busca de significado.
¿Qué
está haciendo Internet con nuestras mentes? Superficiales
Nicholas
Carr
0 comentarios:
Publicar un comentario