miércoles, 16 de marzo de 2011

0 La Tercera Cultura en España (y III)

Antes te adelantaba algún dato sobre la recepción española de Snow. Es muy útil seguir su recorrido en los medios españoles. En primer lugar para constatar otra vez la pertinaz sequía. Y luego para rendir homenaje a los que lo merecen. Lo primero que quiero decirte es que en la revista Triunfo, canon del progresismo antifranquista español, no hay un sola referencia al debate. Ni una sola, en veinte años (1962-1982) de artículos sesudos. En La Vanguardia del franquismo hay un par. Y lo más dolorosamente significativo es que en el gran diario de la transición, en El País, hay lo mismo que en La Vanguardia. En uno y otro caso las solitarias referencias se deben a dos modernos intelectuales españoles. El primero es Salvador Pániker, que a pesar de algún escarceo con el irracionalismo siempre ha acabado reconociendo su sitio. El 3 de diciembre de 1967 publicó un visionario y asombroso artículo, “Literatura y electrónica”, donde google está perfectamente presente y que acaba con esta admonición profética: «O la literatura encuentra su nuevo código lingüístico (adaptado a la estructura de la época, y en perpetua confrontación con la Ciencia), o la literatura quedará reducida a un pasatiempo sin influencia en el curso de la historia.» Así se ha quedado. Un pasatiempo. La referencia de El País se debe a Mario Vargas Llosa, un hombre dedicado a la ficción, al ensayo y a la política; y lo que es notoriamente ejemplar: sin confundir nunca una cosa con otra. O sea al revés de tantos que proceden como aquella errada, señora en la cocina, puta en las fiestas y maruja en la cama. El 27 de diciembre de 1992 Vargas Llosa publicó una reconstrucción de la polémica entre Snow y Leavis. Uno de sus grandes artículos de biblioteca, quiero decir escritos en biblioteca, sean la de Harvard o la de Londres. Lo más fascinante del artículo es advertir la atracción que Vargas Llosa siente por Leavis, el gran carcamal literario. Y que la atracción no le venza. Y que concluya que el mundo (el mundo digo, no lo ibérico) haya ido du côté de Snow.

La historia y el presente prueban que el paisaje local está difícil, es decir, muy atrayente para la diseminación de las ideas de la Tercera Cultura. Yo espero ver pronto en los paneles municipales de Madrid, ya que no los deditos huéspedes del Diario de una ninfómana, la frase que Richard Dawkins mandó colgar de los autobuses de Londres: “Probablemente Dios no exista, así que disfrutemos de la vida.” Para los de Barcelona sugiero, debidamente traducida, una versión algo distinta: “Probablemente la nación no exista, así que disfrutemos de la vida”. No es siempre cierto que las fantasías procuren placer. Con frecuencia son agentes activos de la desolación. El realismo admirable de la Tercera Cultura se emparenta sobre todo con la alegría. Señaladamente en el sentido de aquella sabiduría hebraica que advierte que la alegría y el límite se rechazan.

Sigue con salud.
A.

Arcadi Espada

El correo catalán / El mundo

22-11-2008

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