El azteca no sale de su asombro. Está pegando con todo lo
que tiene, pero el americano resiste el castigo y se lo devuelve, multiplicado,
en cada acción. Al final del sexto asalto, Chávez se derrumba en su banqueta.
Está desesperado. Su preparador, el venerable español José María Martín ‘Búfalo’, entra en acción. ‘Tire más golpes Julio, tire más
golpes’. Chávez le mira tratando de explicarle que le está pegando con el
alma. ‘No me mire, tire más, usted es mejor que él’. Julio sale
decidido a pegar más. Tres minutos después, vuelve desencajado. Sabe que está
recibiendo una paliza tremenda. ‘Búfalo’ vuelve a dirigirse a él mientras le
retira el protector bucal. ‘Julio, mi hijo, tire más golpes, tire más,
hasta que se caiga de culo ¡está creciéndose y no le hace nada!’. Chavez
se incorpora, encorajinado, y recrudece la batalla. Taylor no cede, está en
estado de gracia, parece levitar sobre el ring. Está haciendo el combate de su
vida. Las bombas de Chávez llegan a su destino y el americano tiene el ojo
hinchado, pero no cae, ni tiene pinta de caer. Antes del noveno ‘round’,
‘Búfalo’ vuelve a comerle la oreja a su pupilo. ‘Vamos, arriba, está usted
parado, muévase más, hay que zafar, hay que pegar, hay que tirar más’.
Acto seguido, pide a su asistente que levante el calzón de Julio César Chávez y
que le eche agua en los testículos. Chávez, extrañado, mira a su preparador.
‘Búfalo’ echa espuma por la boca: ‘Va a salir ahí afuera y va a tirar más,
porque usted es mejor, es más macho que él… Usted es más macho Julio’.
Ciento ochenta segundos después, ‘el León de Culiacán’ vuelve confundido a su
esquina. Ha pegado con una violencia extrema pero Meldrick Taylor, lejos de
caer, se traga su propia sangre como si fuera vino de cien dólares la botella.
Con Chávez en trance y Taylor menos ágil, el combate alcanza su clímax en el
décimo asalto. Chávez necesita un milagro, una mano salvadora, un nocáut. Si no
lo encuentra, perderá el título, el tren de la fama y una cuenta corriente
dorada para su familia. Pero el KO no llega y Taylor se regocija en todos y
cada uno de los asaltos, levantando la mano derecha en señal de triunfo.
‘Búfalo’ se pregunta de qué demonios está hecho ese
Aquiles moreno que se traga cada mano sin pestañear y que, a pesar de estar
herido, sigue castigando a Chávez con tanta potencia como electricidad. Pero
José María, tozudo, sigue trabajando en la mente de Chávez. En una batalla más
allá del umbral del dolor, su pupilo no puede perder la moral. Es una guerra
mental y necesita sentirse superior. Así que insiste: ‘Échele corazón,
usted puede, usted es Chávez, usted es más macho que él, hágalo por su familia’.
Chávez aprieta los dientes y vuelve a la carga. Conecta dos bombas terroríficas
y acosa a Taylor. El árbitro, Richard
Steele, se interesa por el estado de Taylor, que tiene la cara
tumefacta por los golpes del mexicano, pero sigue de pie. El undécimo episodio
es la tercera guerra mundial. Chávez se siente un asesino en serie y descarga
una tormenta sobre Taylor, que alcanza su esquina dando síntomas de
desorientación.
Solo resta un asalto, el americano está a solo tres
minutos de lograr el sueño de su vida y simplemente tiene que mantenerse fuera
del alcance de los puños de Chávez.
Rubén Uría / Jot Down
0 comentarios:
Publicar un comentario